jueves, 31 de julio de 2008

Hoy hace 15 años te fuiste


Hoy hace quince años te fuiste padre al mundo de los recuerdos. Al irte, como en la tumba de los faraones, te llevaste tu fábrica, tus alegrías, tus secretos, tu desenlace, inconcluso quizás.

Prefiero de siempre recordarte antes de tu partida, porque ésta la veo triste. Claro, la salud se te iba sin piedad, y los golpes bajos se fueron directo a tu ego. Eras tan vital, tan empresario, tan emprendedor, tan Canacintra, tan inquieto, tan trabajador, tan responsable, tan exitoso, tan buen hijo y hermano, lo mismo que buen esposo, y por que no decirlo buen padre.

Tu partida cambio mi percepción, porque pareciera que nunca estuviste realmente. Que lo real ahora sólo son tus fotos, los recuerdos de muchos momentos, tu lejanía y tu ausencia.

Antes, tal vez un año antes de tu partida, todavía te aparecía una sonrisa, y de ahí para atrás se te veía rozagante. Es cierto que de mi parte independiente nunca me acerque demasiado, más bien había un alejamiento casi de extraños. Y esto me costo mil lagrimas cuando te fuiste. Es cuando decimos: “hubiera” hecho esto o aquello. ¡Que más da si los hubieran no existen!

Pero al ver las muchas fotos que la vida te tomó, puedo con ellas agradecerte tus cariños escasos pero sinceros, tus sentimientos a veces ocultos pero presentes. Claro de adulto veo con claridad que tal vez no fueron escasos, más bien escasos fueron mis acercamientos.

Ya no sé si me he acostumbrado en estos quince años a no tenerte conmigo, o si sólo basta de vez en cuando o solamente el 31 de Julio acordarme de Ti, o si pareciera que los presentes con los recuerdos no se llevan, ya no sé que es realidad o que no es.

Pero esos recuerdos me dan fortaleza y agradezco a la vida el que estuvieras conmigo, el que hayas sido mi padre. Sólo me basta pensar que un día, borrachos los dos, nos dijimos nuestros cariños y hasta los lloramos juntos.

Pero la vida es así, llega el día de la partida y la sentimos entrañablemente. Después, nos vamos acostumbrando a que lo que era, ya no es, ni podrá ser, y los idos ocuparan el sitio sólo en los recuerdos.

Yo no sé de cierto que tú ya estás “descansando”, o que nuevamente volviste a tu siguiente reencarnación, ¡o que se yo!… sólo sé que hace quince años te fuiste y que juntos hoy, te recordamos con cariño.
Gracias Padre por todo lo que nos diste y más.

martes, 29 de julio de 2008

El esquema de Erick H. Erickson sobre el desarrollo normal del ser humano y su aplicación en la pedagogía visto por el Dr. Carlos E. Biro.


En su libro, Santiago. Un cuento pedagógico, el Dr. Biro establece su tesis central: “El sistema de enseñanza tiene que ir de la mano con las necesidades emocionales del estudiante, en sus diferentes etapas de desarrollo, para mantener su motivación en alto”.

Durante los primeros 6 meses de vida el niño está aprendiendo fundamentalmente a distinguir entre su ser, su persona y la realidad. Descubre que la realidad (lo que lo rodea) es distinto a él. El objetivo de la enseñanza en esta edad sería la adquisición del pensamiento realista, a diferencia del pensamiento mágico. El método más eficaz para lograr este aprendizaje se prescribe en un trato (objetos de afecto) muy predecible. La rutina diaria tiene que ser igual, por ejemplo las comidas a determinadas horas y dadas por la misma persona, nada que hoy lo atenderá la mamá, mañana la educadora de la guardería, la otra semana la abuelita, etc. En el primer año el niño está tratando de averiguar en quién puede tener confianza y en quién no.

Otro paso importante en su desarrollo es el poder parase y con ello compara su tamaño con el de otros. Con ello aparecen dos sentimientos encontrados: por una parte el placer por un paso importante hacía la autonomía, y por la otra, el origen de la vergüenza, basada en su pequeñez y en su falta de control.
Para que la autonomía predomine sobre la vergüenza hay que reforzar los logros con el aplauso y tolerar la falta de control y la torpeza. ¡Es tanto más fácil hacer bien y rápidamente algo y no esperar a que el niño lo haga por sí mismo.

La enseñanza programada (ejemplo: los juguetes que llevan implícitas instrucciones para su uso), no cumple con la función educativa del juego libre. El juego es una forma de aprendizaje que permite explorar nuevas formas de manejar la realidad sin correr grandes riesgos. Como actitud, la enseñanza programada incita a la imitación: el juego, a la innovación. Se entiende por juego la actividad espontánea con objetos de la elección del niño. El educando por lo regular, no dedica su energía a aprender explorando, sino la gasta en prepararse para pasar pruebas que aseguren su éxito.

Entre los 2 y 3 años prevalece el placer en comunicarse, o bien la frustración por la incapacidad de hacerlo. En la cultura occidental el lenguaje verbal ocupa un lugar predominante, sin embargo, es conveniente para el desarrollo armónico del ser humano fomentar su capacidad de comunicarse, en otras formas (lenguaje preverbal). El lenguaje verbal, en realidad, es una extensión del llanto. El permitir el llanto y el lenguaje poco estructurado le deja de por vida al niño la posibilidad de comunicar lo que siente y no tan sólo lo que piensa.

Otra experiencia importante es la iniciación del control de los esfínteres, que simboliza en forma clara y creciente control sobre sí mismo. Por otra parte, constituye su primera “moneda de cambio”. Ahora puede dar su materia fecal, en el lugar apropiado, a cambio de cariño, aprobación o hasta premios. Un manejo represivo en la educación del control de los esfínteres, tienen como resultado desde lograr vergüenza y un retraso en la resolución de este paso del desarrollo, hasta la “constipación”.

El niño en su etapa preescolar (3-6 años) es particularmente inquisitivo en dos de sus características: Por una parte, la movilidad y el lenguaje verbal. Son muy preguntones y tentones. Por otra, el proceso de socialización apenas comienza. Claro que no se puede permitir que toque todo, tanto por la posibilidad de peligro como por respeto a la propiedad ajena. Tampoco es posible contestar a todas sus preguntas en el momento en que las hace. Sin reprimir la curiosidad del pequeño y sin permitirle manifestaciones antisociales, se la puede dirigir o encauzar y se puede aprovechar esta coyuntura para enseñar el manejo de la demora. Una educación congruente exige que se le explique por qué no se le puede contestar su pregunta en ese momento, que se le proponga un tiempo definido de demora y que se cumpla esta.

La agresión es una parte integrante del ser humano y varía su intensidad de sujeto a sujeto. Conviene distinguir a la agresión de la violencia. La primera es un sentimiento competitivo sin intento de destruir. La segunda, en cambio, sí acarrea un deseo destructivo. Ahora bien, el coraje se ha de manifestar cotidianamente, “al corriente” (cuando se dé) y con quién corresponde, y no necesariamente en forma física. Así saldrá en pequeñas dosis y habrá poca posibilidad de destrucción.
Cuando hay resentimientos guardados, la ternura no fluye; cuando se ha agotado la agresión mediante su expresión es que aflora los sentimientos tiernos. Vista así las cosas, se puede presentar como un ideal educativo el no enviar mensajes verbales que contradigan lo que se percibe por los muchos canales de comunicación preverbal. Quién esta acostumbrado a verbalizar sus sentimientos agresivos, logra mantener salud mental y una buena comunicación.

Enviar a un niño a la escuela por primera vez se suele vivir como un abandono. Se le tiene que explicar lo que puede esperar y lo que no, se refuerza con ello la confianza en los padres y se minimizará la ansiedad de esta experiencia. En el jardín de niños se ensayan diversos estilos de relación interpersonal.

Hasta el momento de ingresar a la escuela las relaciones interpersonales de los niños suelen ser verticales: ven hacia arriba a los padres y a sus hermanos mayores y hacia abajo a los hermanos menores. Y bien, cuando se inician los primeros experimentos en cuanto a relaciones horizontales, estos son torpes. “parece que tienen muchas ganas de ser amigos y no saben cómo hacerlo, a veces pueden manifestarlo en conductas agresivas.

En el cuarto y quinto año de vida se descubre la diferencia entre los sexos. Para esta etapa se prescribe una actitud abierta con respecto a la información sexual. También se recomienda que se enfatice que la relación es entre personas de la misma generación. (Ejemplo: explicar al niño el por qué no puede acariciar eróticamente a la mamá).

La siguiente etapa abarca la escuela primaria: (de los 7 a los 12 años). En este momento el escolar está preocupado por el dilema entre producir cosas mediante su trabajo, o bien sentirse inferior a los que sí lo pueden hacer. Tienen una habilidad enorme para aprender nuevos símbolos: lenguaje escrito, otros idiomas, aritmética, música. También se sugiere que se den en forma de juegos en equipo.

El aprendizaje se da cuando se despierta un proceso emocional, por lo que resulta más afectivo que intelectual.

Los individuos del sexo masculino invierten más tiempo demostrando su masculinidad… mientras las mujeres lo invierten más productivamente.

De 12 a 18 o más, (Secundaria y Preparatoria) viene la adolescencia. En este momento el joven trabaja arduamente para obtener una identidad y al no tenerla queda instalado en una confusión de roles. Mientras no acaba de saber realmente quién es, se siente angustiado cuando se queda solo. Busca modelos en personas mayores.

Ahora se prescribe una educación muy justa, con las reglas claramente marcadas desde el principio de cada curso y tienen que ser las mismas para todos. Se sugiere un gran respeto por la sexualidad. Los buenos profesores tienen que entender y contar con la capacidad de escuchar las necesidades emocionales de los adolescentes. Tienen que ser justos e imparciales, elocuentes y bien preparados.

En la enseñanza debe haber ciclos cortos y repetidos entre la teoría y la práctica y poner la primera experiencia práctica por delante de la teoría. El objetivo central de la enseñanza en este grupo es proporcionar recursos de apoyo para que el adolescente encuentre su identidad en un contexto sano de desarrollo personal. Ofrecerle un panorama de la cultura para que el seleccione y proporcionarle también actividades manuales concretas. Es triste ver que los niños leen en las escuelas para cumplir con una asignatura: leen para el maestro, no para ellos mismos. Hay que fomentar que el alumno empiece a leer para satisfacer una necesidad interna, para resolver dudas y hacerlo también por gusto.

Es importante la presentación de material sexual ya que con esto disminuye las angustias de algunos alumnos y les permite que ventilen sus dudas en un ambiente en que son tratadas factualmente, como parte de la enseñanza, restándoles así carga erótica.

Freud hablaba de tres modos de organizar la libido: La “Oral”. Esto quiere decir, por una parte que sus sensaciones placenteras se centran en la boca (ser amamantados); y por otra, que siente que solamente puede recibir ya que no tiene nada que dar. La “Anal”. Las sensaciones corporales placenteras se derivan del control sobre la emisión de la orina y de la materia fecal y ya existe la sensación de poder comerciar. Finalmente, las sensaciones placenteras se enfocan en los órganos genitales y el orgullo de tenerlos sólo alcanza su plenitud en el dar placer a otro, a la vez que se obtiene. Así nace la generosidad. En resumen, ser oral es ser dependiente; ser anal es ser comerciante; y ser genital es ser dadivoso.

Posteriormente se presenta la adultez joven (enseñanza universitaria de nivel licenciatura). En este momento se aprende a estar solo a gusto consigo mismo y a tener relaciones íntimas. Se prescribe que la educación se lleve a cabo no en planteles sino en donde se hace el trabajo. Allí el estudiante participará en trabajo real, con una relevancia social, y no en modelitos estériles de laboratorio.

El propósito de todas las licenciaturas es conferirles habilidades concretas a sus alumnos para que, lo más pronto posible, las pongan al servicio de su sociedad. Los programas de licenciatura deben desarrollar las tres áreas de la enseñanza – los conocimientos, las habilidades concretas mentales y motoras y la de las actitudes. Se puede criticar a un gran número de carreras diciendo que de ellas salen individuos que saben muchas cosas, pero no saben hacer nada. Esto constituye una frustración para el alumno y un desperdicio de recursos para la sociedad.

En la adultez media (periodo dedicado a la crianza de los hijos- 30 y tantos a los 50 y tantos) se obtienen la madurez y aparece su capacidad de integración. La tarea fundamental es lograr un equilibrio entre la productividad y el estancamiento. Suele ser menos egoístas y más generosos. Esta es la etapa de la “crisis de la mediana edad”: el pánico a envejecer y no haber logrado sus metas.

La última etapa: la adultez tardía (alrededor de los 60) o edad de la vejez, empieza alrededor de la jubilación, después que los hijos se han ido. La tarea primordial aquí es lograr una integridad yoica. Puede ser una etapa difícil, por el sentimiento de inutilidad, las enfermedades y la muerte. Periodo que puede resultar sabio por su generosidad de espíritu.

viernes, 25 de julio de 2008

Por el placer de escribir


Siempre me ha llamado la atención escribir y admiro mucho a los buenos escritores. Hace como seis años, me inscribí en la Casa Refugio Citlaltépetl en el Taller de Cuento, donde aprendí a trabajar con los instrumentos necesarios para lograr un acercamiento a la práctica narrativa contemporánea. La impartía el escritor Guillermo Samperio.

En el taller te das cuenta de lo importante que es aprender a escribir, a tener una buena redacción, a mejorar las faltas de ortografía, a transmitir tus sentimientos de forma clara y precisa. Desgraciadamente estos aspectos tan necesarios no son vistos a buen nivel en las escuelas, desde la primaria hasta la universidad.

Muchos jóvenes profesionista de ahora, tienen una redacción pésima, cometen muchos errores ortográficos, no les gusta leer y mucho menos escribir. Te das cuenta en las empresas, cuando los ejecutivos dictan cartas a sus secretarias. En fin, esto tal vez es tema de otro post que trataré en otra ocasión.

En el Taller de Cuento, aprendí a analizarlos, ver en qué época transcurren y sus conjugaciones verbales, saber el tipo de narrador, los personajes, determinar el tipo de final, etc., etc. Hacíamos ejercicios y escribíamos cuentos que eran leídos y comentado por todos los alumnos hasta que al final, Guillermo los corregía y nos daba sus puntos de vista.

Recuerdo los comentarios que se hicieron con uno de mis cuentos que me llamó especialmente la atención. Se dijo que la forma de escribirlo era muy sencilla y que los contenidos eran plasmados en un ambiente demasiado “bondadoso”, casi irreal, como si fuera un cuento de hadas, lo cual no correspondía con el cuento.

El segundo aspecto fue corregido de forma inmediata y los personajes aparecieron más realistas y humanos. Pero el primero que se refería a la forma “sencilla” de escribirlo, me hizo mucho ruido. Mi vocabulario con palabras muy “rimbombantes” no es muy abundante, más bien es escaso. Entonces me dedique a subrayar en los libros todas las palabras que no entendía y a ver en la computadora los sinónimos de palabras claves. Esto me sirvió mucho y hasta la fecha lo sigo haciendo.

El otro día, leyendo a Marco A. Almazan en su libro: “Los Gormondios de Marfesia” que habla del surrealismo mexicano, me llamo la atención la exagerada utilización de palabras, ¿cómo llamarlas?: grandilocuentes, enfáticas, o simplemente inventadas. Del texto que en la exageración trae la jocosidad, les presento una muestra a continuación:

“Según el profesor Otto Von Strauffen, los Gormondios son una raza que a veces se extasían ante fenómenos naturales como las abrucias, los coliendros y los grifantos, pudiendo llegar a observarse en sus órbitas telepaticóvicas ciertos signos de animismo brigante. Pero en general son áticos perléticos y porcuaces a más no poder. Debido a su peso yapomónico – que suele estar en relación gastónica con su bariformismo – hay ocasiones en que se rebelan contra su automentalidad serfina, lo cual causa determinados carrizamientos meritorios en las glándulas extrovenales que circulan por su aparato locomotor. Luego, claro está, se quejan de morlocaduras estrónicas y zabambias polimétricas, con una insistencia que raya en lo obsesivo.

Creo que hasta aquí quedo muy claro lo anterior. ¿No? Y hablando de claridad, el Maestro Silvestre en uno de mis post me hizo el siguiente comentario: “Tu escrito se siente muy natural. La descripción te acerca bien a los recuerdos”.

Por lo anterior, ya no busco el rebuscamiento en mis escritos, que de hecho nunca lo ha habido, sino el llegarle a mis lectores imaginarios con claridad, emotividad y sencillez. ¿Ustedes que opinan?

martes, 22 de julio de 2008

Familias especiales de un solo padre


En mi anterior post, escribí acerca de los niños solos y de las madres que eligen tener hijos ellas solas, sin mantener una relación de familia, (papá, mamá e hijos). Para dar una explicación más amplia al respecto quiero añadir que a estas “nuevas” relaciones, Virginia Satir las llama “Familias Especiales” – Familia de un solo padre - (Relaciones Humanas en el núcleo familiar, Edit. Pax México).

Las familias de un solo padre son de tres tipos: uno en el que el padre ha abandonado a la familia y el que queda no se casa de nuevo, el segundo cuando hay un padre y un hijo legalmente adoptado, y el tercero, es el de la madre soltera que mantienen a su hijo.

Se puede dar el caso y es fácil caer en ello, que la madre transmita mensajes negativos acerca del ausente, particularmente cuando ella tuvo experiencias dolorosas y negativas del compañero. Si es el caso, tendrá un efecto sobre el hijo varón, que encontrará muy difícil aceptar que la hombría es buena. Si él no puede sentir que la hombría es buena, ¿cómo puede sentir que él es bueno? La hija tiene la desventaja de que será difícil para ella entender que el hombre sea deseable, y por consiguiente, a menudo tendrá una imagen distorsionada de lo que son los hombres.

El niño en la familia de un solo padre, no tiene la oportunidad de experimentar una relación funcional entre hombre y mujer, por lo que crecerá sin el modelo de lo que esto significa.

En las familias donde la mujer ha quedado sola, es demasiado fácil que la madre ponga al hijo mayor en el lugar del esposo, desviando así sus papeles de hijo y de hermano. Una cosa es pedirles a los hijos, dependiendo de la edad, ayuda, y otra es proceder (inconscientemente) con ellos a que asuman el papel de papá de tiempo completo.

Por supuesto que se da el caso también de mujeres que asuman una actitud saludable de aceptación hacia los hombres y sean lo suficientemente maduras como para no transmitir a sus hijos mensajes negativos sobre el sexo masculino.

Otro gran riesgo que puede tener la mamá es que mime demasiado a sus hijos y éstos vayan teniendo una imagen distorsionada de los sexos, dándole a uno poder, y al otro, quitándole toda valía. Frecuentemente, el varón siente la necesidad de acompañar y cuidar a la madre en su desamparo, colocándolo en una situación donde se ve imposibilitado para vivir una vida independiente. Muchos jóvenes reaccionan ante esto quedándose al lado de la madre por tiempo indefinido, o bien se rebelan y abandonan el hogar con la idea de que las mujeres son sus enemigas, acabando ya sea por maltratarlas o adorarlas, echando a perder así sus vidas. Una familia de un solo padre resulta básicamente incompleta, aunque la madre hará todo lo posible por compensarlo.

La hija de una familia de un solo padre puede adquirir un enfoque distorsionado sobre las relaciones hombre-mujer. Puede convertirse en una chica servil – dando todo sin recibir nada – hasta sentir que todo lo tiene que hacer ella misma.

Creo que para mis lectores imaginarios estas líneas de Virginia Satir ampliaron el tema que traté en el post pasado. Espero.

viernes, 18 de julio de 2008

¿ Y los demás?

Cuántas verdades puede encerrar un simple comentario infantil.
Ayer, festejamos el cumpleaños número ocho de un sobrino nieto que poco vemos. Estábamos solo: su bisa (abuela), su abuela, él y yo. Tres adultos, una muy adulta, pero al fin y al cabo adultos todos.

El escenario adulto era: Un pastel con vela de Spiderman y el número ocho. Platos y vasos de cartón de Spiderman y sobre la mesa, varios regalos de cumpleaños.

Con esa escenografía, el niño preguntó: ¿Y los demás?
¿Y los demás?, reflexione en mi interior. ¿Cuáles?, ¿Quiénes demás? Si estamos todos o casi todos los que “debíamos” estar. No hay hermanos, no hay primos, no hay amiguitos de la escuela, solo adultos.

Los niños “solos” y únicos le preguntan a la vida: ¿Y los demás hermanos? ¿Y el ruido, y la algarabía, y los gritos infantiles que lastiman el oído, y la chorcha? Los niños “solos” y únicos viven su mundo con adultos y con el tiempo se les olvida que son niños, y aprender a comportarse como tales. Son “correctos”, educados, callados, inteligentes, son mini-adultos.

Hoy en día, no podemos irnos a los extremos. Yo nací en una familia de las de antes. Mi madre tenía quince hermanos. ¡Imagínense!: fuimos algo así como noventa y seis primos hermanos. Siempre cuando nos juntábamos, y por lo regular no lo hacíamos todos, era como una fiesta. Gritos por todos lados, juegos improvisados, correrías por los pasillos, una locura.

Por ello, agradezco a la vida las “fiestas” de mi infancia. Crecí con una sonrisa de siempre. Mi mundo de niño, era infantil. Aprendí que en la vida existen muchos mundos, así como necesidades. Y los niños tienen la necesidad natural de sentirse protegidos, aceptados, amados, entendidos desde su “pequeño” mundo. Que su aprendizaje se de a través de los juegos.

A los niños no podemos darles “responsabilidades” que no les correspondan, porque finalmente son frustraciones de nuestra propia vida.

Existen en la moderna actualidad, algunas madres solteras que no fueron sorprendidas en su ignorancia y la vida las preño. Esas madres “modernas” y féminas libres, que eligen su maternidad solas. Sin hombre a su lado, egoístas y frustradas. No piensas en su hijo (a), sólo en ellas, en su “realización” materna.

No es que los hombres sean “indispensables” en la vida de toda mujer, sobre todo si lo vemos como esas pobres experiencias de algunas familias mexicanas, en donde sus “hombres” son irresponsables, borrachos, golpeadores, etc.

Pero para contar con una salud mental se necesitan ciertos requisitos: Y uno de ellos es tener o haber tenido DOS papás “normales”: Mamá y Papá, o en el último de los casos, un sustituto (a).

No voy a adentrarme más a este tema, por el momento, sólo terminar mi reflexión sobre los niños “solos” y únicos. Ya se ve en algunas grandes ciudades europeas, o más bien no se ven, madres paseando con sus carreolas a sus lindos bebés. Ahora en sustitución, las personas pasean a sus mascotas…

Podemos preguntarnos muchas cosas al respecto, pero mi sobrino nieto seguirá preguntándose: ¿Y los demás, dónde están?

martes, 15 de julio de 2008

Los mundos desolados de la magia


Un jueves 27 de Marzo, apareció mi primer post en mi nuevo blog llamado de Rusty. El nombre salió de un legendario personaje en una serie pionera de tv llamada Rin-Tin-Tín. Inteligente pastor alemán, mascota del regimiento 101 de la caballería de EEUU y fiel compañero del Cabo Rusty, un niño que fue rescatado como único sobreviviente del ataque indio a un ferrocarril.
Rusty es tutelado por el sargento Biff O’hara y vivían en Fort Apache. Se produjo para la cadena ABC en 1954 a través de 164 episodios.

No me pregunten por qué le puse ese nombre, no tiene importancia, fue como si le hubiera puesto Archie, Charlie Brown, o cualquier otro, que más da. Lo importante es que fue la entrada al mundo bloguero. Más adelante, me percate de que el nombre “secreto” era importante, por eso decidí cambiarlo.

Tenía que haber una identificación con ese protagonista. Ya no sería salido de unos cómics, ni tampoco sería un personaje aplicado a la juventud actual. Sería simplemente yo, a través de la invención de un personaje bloguero.

Me lance a la búsqueda, y claro, primero tenía que definirme. Para qué ir más lejos y complicarme. Su nombre sería Miguel, mi segundo nombre de pila. En el apellido se vería el cambio y después de muchos intentos, salió el de Matus.

¿Por qué Matus? Para mis queridos lectores imaginarios versados, claro que saben quién es Matus. Don Juan Matus. Anciano y sabio hombre yaqui de Sonora, arquetipo de setenta años, como lo describiría Carl Jung. Un místico guerrero que aparece en la obra de Carlos Castaneda como un hombre de conocimiento “impecable”.

No es que exista una identificación directa entre Juan Matus y mis pretensiones personales, sino más bien en la búsqueda de formas diferentes de experiencia. Don Juan es un maestro del Yin-Yang, o la paradójica unidad de los contrarios.

¿Es Don Juan un Peter Pan vivo y real que creció o sólo un vuelo literario a la Tierra del Irás y no Volverás de la imaginación de Castaneda? Nada de eso importa, “la realidad” y “la ilusión” se pierden cuando el ego muere.

Don Juan nos muestra las potencialidades de la mente humana, operando en modos distintos de lo que hemos cultivado, en la moderna civilización occidental. La posición de los antropólogos de la pasada generación, veían al chamanismo como una forma punible de esquizofrenia. Ahora, se afirma que el chamanismo no es sólo magia, sino metafísica.

Hay continuidad esencial entre el chamanismo y la psicología del budismo que sostiene que todos los mundos no son sino el producto de la mente en diversos estados de conciencia. Las enseñanzas de Don Juan son sorprendentemente similares a las de todas las grandes tradiciones esotéricas (como el Sufismo, el Vedanta o el Budismo Tántrico) y el personaje de Don Juan se ha ido perfilando, cada vez más, como un paradigma espiritual, maestro o gurú.

Don Juan introduce dos nuevos términos, el tonal y el nagual. El tonal es cualquier cosa para la que disponemos de una palabra (el mundo del ego y la cultura), mientras el nagual es cualquier cosa que no puede ser nombrada; ambas, dice Don Juan, constituyen la totalidad del hombre. Según las palabras de Don Juan, “la vida es suficiente por sí misma, auto-aclaratoria y completa”. (B.Castaneda a examen, Theodore Roszak, Kairós)

El nombre estaba descubierto: Miguel Matus, ¿realidad o fantasía?, que importa, si la realidad esta en el blog y la fantasía en tu mente, mi querido lector imaginario.

Otro paso importante era la carátula del blog (header), que gracias a mi maestro Silvestre puedes ver hoy. Me gustó como quedo. ¿A ti?

viernes, 11 de julio de 2008

Amor inventado

Quiero regalarte un beso que borre lo seco de tus labios y mantenga la frescura de tu boca enamorada.
Quiero darte mi permanencia ahora; mañana quizá, vuele como gaviota sobre las olas de tu olvido.
Quiero acompañar tu monólogo aburrido y convertirlo en tardes de risa y sol.
Quiero sólo hoy, darte un brazo fuerte, para que te apoyes en mí, porque quizá el de mañana, ese, ya no estará ahí.

Quiero que juntos caminemos descalzos por la playa, y que cuando queramos, nos acostemos con el sol.
Y una tarde de mar, contemplemos el ocaso hasta su muerte y ya a oscuras, brillemos con las estrellas.

Quiero hacer realidad mi sueño.
Quiero encarnar tu aroma inventado.
Quiero despertar un día y encontrar tu dormida ternura cerca de mí.
Quiero regalarte mi fortaleza de hoy y con ella hacer una muralla que cubra nuestro amor.

Quiero regalarte mi camino andado, y con él, sonreírle a la vida.
Quiero ser tu pareja y de testigo: Dios como intruso. Y que juntos los tres, juguemos a que los días son noches, que las noches son estrellas, que las estrellas son cantos, que los cantos son sueños y que los sueños son realidad.

Quiero prometerte mi hoy; mi para siempre, ha muerto en el camino de las promesas. Mi hoy, es tuyo. Mi mañana es hermano de mi historia muerta también un día.

Quiero quererte toda tú.
Amarte un instante en la inmensidad del océano.
Y detener el tiempo, para tener de testigo a la vida.
De invitados: el viento suave y fresco, el calor en la piel abandonada, la espada que protege tu camino, el agua que te de frescura y vida, el bebe que recuerde tu inocencia; en fin, tú y yo solos, tu y yo juntos.

martes, 8 de julio de 2008

Otra etapa de mi vida


Otra etapa en mi vida. Otra forma de acomodar mis costumbres y usos. Nuevas rutas que tomar, nuevos amigos por hacer y viejos conocidos por desechar. No hay fatalidad en el cambio elegido, aunque no sé que voy a encontrar en este nuevo bosque.

Crearé mis propios sueños, seré útil para los demás y compartiré mi experiencia con los que me vaya encontrando en el camino. Seré un vagabundo irreverente, y romperé las reglas y estilo. Iré en contra de la corriente como salmón solitario, en busca de mi genética humana.

Emprenderé un viaje diferente creando cosas diferentes. Reconozco que mi estilo ha sido tranquilo, burgués y cómodo. Ahora, a conocer nuevos rostros, nuevas almas, a colorearme de la risa de los pequeños con mi pincel gris. A tocar el dolor y oscuridad con mi lámpara mágica, a darme a los demás gustoso.

Sí, empezar a atreverme a hacer cosas “locas”, como las que se hacen a solas, lejos de las criticas sociales del “deber ser”.

Siento un cosquilleo morboso de gusto por emprender un camino prohibido, lleno de letreros de no pasar, de cuidado con el perro, de propiedad privada. Un gusto morboso de darle gusto a mi razón, de otorgarle un micrófono a mi voz, a mis gritos firmes para encontrar camino.

Ya no tener que dar explicaciones de mi insensatez. Confirmar mi inteligencia en mi torpeza de actuación. Y todo esto sé que puede tener un costo: la soledad. Porque los caminos de luz son desiertos solitarios. Tal vez encuentre un viajero solitario, que busque lo mismo que yo, que ame torpemente como yo, que grite incoherencias, como yo las grito, que sea un loco enamorado de los imposibles, como yo, que sea tanto como yo, que a lo mejor hasta sea yo.

Dejar de recibir la segura quincena, por la insegura y torpe sonrisa de un miserable, por el sucio contacto con una pequeña mano desvalida, por la mirada inocente de un gozoso agradecido, por el regalo de unas lágrimas viejas y dolidas. Dejar torpemente la seguridad, por un loco sueño, un loco sueño de amor.

Y después de pasados mil años, sabré si me equivoque, si la decisión que tome fue estúpida, irreflexiva y torpe, si la búsqueda de mi genética humana fue en vano porque mi humanidad sólo era un sueño, una pesadilla, una ilusión.

Déjenme solo equivocarme una vez, sólo una vez con mi vida, ¿qué puede pasarme? ¿Tal vez encontrarme y enamorarme de mi hallazgo? ¿Vale la pena arriesgarme? ¿Tal vez arrepentirme en el fuego eterno de mi torpeza?


Creo que vale la pena intentarlo, hacerlo porque es mi decisión, hacerlo porque es mi vida. ¿Cuántas veces se vive en una vida? Una sola, y ésta, se me está yendo de las manos.
Voy a su rescate, como Don Quijote. Me pelearé con los molinos de viento, que son o fueron mis eternos amigos y cercanos, usaré mi armadura en las batallas, para que las críticas no penetren en mi alma, platicaré con Sancho mi escudero en los momentos de soledad y terminaré muriendo en mi locura, una tarde como cualquiera, en un catre viejo y dolido. Y le seré franco a la muerte: te he engañado vieja amiga, porque en tu muerte yo vivo y sueño que muero vivo.

viernes, 4 de julio de 2008

¿Qué te puedo decir Amigo mío?


Que quiero tenerte vivo. Jodido, desesperado, deprimido hasta la madre, pero vivo. Porque la vida tiene tiempo y con el tiempo se aprende a ver los siete colores del arcoiris, se aprende a no temerle al negro oscuro de la noche, se aprende a reconocer el blanco de tu alma, y por último, se aprender a amar.

Con la vida, podemos respirar el aroma de las flores, tocar la suave piel de un bebe; con la vida, podemos agradecer la felicidad que nos da un amanecer, sentir la brisa del mar y al lado de tu compañera, bailar con las olas el vals de la noche. Con la vida, podemos compartir la sonrisa de un pequeño, y conversar con él en su mundo infantil y mágico.

Estando vivos, podemos crecer, evolucionar, cambiar, arrepentirnos, volverlo a intentarlo, ser estúpidos de tres a cinco y más tarde, volver a caer en la estupidez un rato más por la noche. Y ¿sabes qué?, no pasa nada. Los planetas siguen su rotación, el Sol hace su recorrido como rey y señor de la luz. La luna, con la venia del señor, aparece majestuosa en su escenario, romántica y tal vez hasta erótica.

Con la vida, podemos mirar a una mujer a los ojos haciéndole el amor, y ¿sabes qué?, sentiremos el amor a la vida. Porque la vida es erotismo, es riqueza, es alegría, es sabiduría, es amor.

Pero también te quiero decir, que con la muerte, ya no tendremos el chance de intentarlo de nuevo, ya no volveremos a ver la sonrisa de las pequeñas ni una noche más, ya no les daremos las buenas noches ni los buenos días con la luz de la mañana.

Con la muerte, lloraremos en la oscuridad de nuestra tumba, solos, muy solos, casi tan solos como los muertos. La música, morirá con nosotros y el silencio ensordecedor callará en la negrura de nuestras noches eternas.
Nuestro corazón se marchitará con el dolor del arrepentimiento. Y pasará una eternidad para poder ver la luz del perdón.

Por eso, mi querido amigo, vive con la vida una larga travesía y cuando seas ya un viejo, entonces y sólo entonces sonríele a la muerte.

martes, 1 de julio de 2008

Recuerdos de mi infancia


Niñez feliz, llena de alegrías, en donde la familia era muy importante. Claro y como siempre con pleitos de hermanos, y todo eso, pero un ingrediente importante y siempre presente, eran los juegos.

Recuerdo que había reglas que no se discutían. Los niños a la cama aún cuando todavía había luz de día, porque al día siguiente había que levantarse muy temprano para ir a la escuela, todavía con la oscuridad de la mañana.

Me gustaban los cuadernos, los lápices, las tareas, la maestra de primer grado, los recreos, mis amigos, mi alberca inflable que papá ponía arriba de muchos periódicos, porque si no se picaba, decía él, y teníamos que esperar a que con una manguera se llenara, era eterna la espera. Ese día caluroso, invitábamos a los primos a nadar en nuestra alberca, no era tan chica, pues mi papá cabía en ella.

Ese día era de fiesta, había limonada y sándwiches. Jugábamos y jugábamos en la alberca hasta que nuestras manos se envejecían, y mamá nos metía a bañar, imagínense, a bañar después de haber estado todo el día en el agua, que locura. Me encantaba el Cadillac de papá, uno se subía en el volante y los otros empujaban el coche. Tenía un volante blanco, grande y con un círculo plateado que era el claxon. Teníamos que alzar la cabeza para poder ver hacia delante, si no chocábamos. Mis recuerdos son más del patio que de la casa misma. La casa era oscura por dentro y recuerdo que el baño tenía una tina con patas.

A veces mis recuerdos son las mismas fotos que papá nos tomaba cuando éramos chicos, y para él era un hobby. Le gustaban más las transparencias que las fotos de papel y tenía muchos carruseles para que las viéramos en una pantalla y claro, hacíamos cinito y nos reíamos mucho. Papá les ponía titulo a cada foto y fecha.

Otro recuerdo muy bello, era la Pascua de la tía Ana Julia. Todos los años esperábamos con ansías esa fecha y muchas semanas antes, nos poníamos a pintar los huevos, que claro el principal pintor era papá. Tenía mucha imaginación, los pintaba de bolitas, rayas, de muchos colores, y cuando ya nos aburríamos, papá seguía pinte y pinte. Los colocaba en unas bases de huevos y cada familia llevaba muchos.

Papá los llenaba de dulces y les pegaba con papel de colores en la tapa. Cuando llegábamos a la casa de Ana Julia, corríamos al jardín para mirar a donde habían escondido los huevos y a los mayores nos decían que eso era trampa.
Nos formaban por tamaños, primero los chiquitos en la fila y nos entregaban una canasta para colocar los huevos.

Nosotros los grandes corríamos en todas direcciones y tomábamos los huevos hasta llenar la canasta. Después venían los juegos y concursos que tenían muy buenos premios, competían chicos y grandes, papás e hijos, mamás e hijas. Éramos buenos para el salto de escoba, brincos con sacos, y claro, las competencias de jalar la cuerda, conjuntamente chicos y grandes. Las manos me quedaban adoloridas por el mecate.

Comíamos hotdogs, palomitas, huevos duros, dulces, y claro al final ricos helados de sabores. A lo lejos, tras una reja, nos miraba el perro de mi tía, un Pastor Alemán enorme y feroz, pero creo que no era tan feroz ya que nos ladraba muy fuerte, como echándonos porras.

Ese día era largo y divertido, nos la pasábamos súper y bueno como todo, al término del día, nos teníamos que esperar todo un año para regresar al próximo.

Me gustaba también ir a la casa de mi abuela, porque éramos un montón y yo tenía muchos primos con quién jugar. No recuerdo si eran los sábados o los domingos cuando nos juntábamos. Mi abuelo era divertido, nos compraba muchas paletas de limón y lo acompañábamos por ellas.

Mi abuelo era pintor y yo lo admiraba. Tenía un escritorio grande en donde guardaba en sus cajones muchas herramientas. Tenía un escupidero, y siempre echaba sus escupitajos y se limpiaba nariz y boca con un paliacate de colores, casi siempre rojo que se guardaba en el bolsillo trasero de su pantalón.

Las señoras tejían en la sala, mientras la muchachada corría por toda la casa, y el abuelo buscaba que travesuras hacer. Era como un señor niño, travieso, y se reía de las travesuras que les hacía a todos. Sus manos eran grandes y callosas, sus uñas fuertes. Recuerdo que iba tras el gato gris, lo agarraba de la cola y lo deslizaba por todo el pasillo, el gato trataba de huir y el abuelo iba tras él para hacerle lo mismo una y mil veces. Pobre gato, yo creo que odiaba a mi abuelo.

En la parte de arriba, había una habitación que me encantaba subir: el cuarto de mis tíos los arquitectos, me pasaba las horas viendo sus trabajos, los planos, la plastilina moldeada en una cara y las maquetas, yo quería ser arquitecto como ellos.

Mi abuela era una gran cocinera, hacía unos buñuelos riquísimos con miel de piloncillo, un arroz blanco y rojo y unos frijoles de rechupete y nos daba leche de establo. Mi abuelo repartía leche y tenía unos tambos con agarraderas y un medidor para llenar los recipientes de los clientes.

Mi abuela no sólo era buena cocinera, sino buena maestra y a sus hijas y nietas les enseñaba muchas cosas.

Que grata niñez recordar en casa de los abuelos y con la tía Ana Julia, aunque también fueron muchos los momentos agradables en la escuela. Desde el primer año, con el maestro Villalobos, era muy buen maestro, paciente y tierno. Me gustaban mucho el recreo, jugábamos espiro y íbamos a la tiendita, nos arremolinábamos para poder comprar.

Otro recuerdo muy grato era acompañar a mi papá a trabajar a la fábrica. Recuerdo la máquina de imprenta, que Roberto me enseñaba a manejar, tenía uno que ser cuidadoso, porque si no se podía uno machucar las manos. Otra también peligrosa era la guillotina, cortaba el papel como si fuera mantequilla. Había muchas chicas trabajando en la hechura de sobres, recuerdo a una que era muy paciente conmigo.