Que quiero tenerte vivo. Jodido, desesperado, deprimido hasta la madre, pero vivo. Porque la vida tiene tiempo y con el tiempo se aprende a ver los siete colores del arcoiris, se aprende a no temerle al negro oscuro de la noche, se aprende a reconocer el blanco de tu alma, y por último, se aprender a amar.
Con la vida, podemos respirar el aroma de las flores, tocar la suave piel de un bebe; con la vida, podemos agradecer la felicidad que nos da un amanecer, sentir la brisa del mar y al lado de tu compañera, bailar con las olas el vals de la noche. Con la vida, podemos compartir la sonrisa de un pequeño, y conversar con él en su mundo infantil y mágico.
Estando vivos, podemos crecer, evolucionar, cambiar, arrepentirnos, volverlo a intentarlo, ser estúpidos de tres a cinco y más tarde, volver a caer en la estupidez un rato más por la noche. Y ¿sabes qué?, no pasa nada. Los planetas siguen su rotación, el Sol hace su recorrido como rey y señor de la luz. La luna, con la venia del señor, aparece majestuosa en su escenario, romántica y tal vez hasta erótica.
Con la vida, podemos mirar a una mujer a los ojos haciéndole el amor, y ¿sabes qué?, sentiremos el amor a la vida. Porque la vida es erotismo, es riqueza, es alegría, es sabiduría, es amor.
Pero también te quiero decir, que con la muerte, ya no tendremos el chance de intentarlo de nuevo, ya no volveremos a ver la sonrisa de las pequeñas ni una noche más, ya no les daremos las buenas noches ni los buenos días con la luz de la mañana.
Con la muerte, lloraremos en la oscuridad de nuestra tumba, solos, muy solos, casi tan solos como los muertos. La música, morirá con nosotros y el silencio ensordecedor callará en la negrura de nuestras noches eternas.
Nuestro corazón se marchitará con el dolor del arrepentimiento. Y pasará una eternidad para poder ver la luz del perdón.
Por eso, mi querido amigo, vive con la vida una larga travesía y cuando seas ya un viejo, entonces y sólo entonces sonríele a la muerte.
Con la vida, podemos respirar el aroma de las flores, tocar la suave piel de un bebe; con la vida, podemos agradecer la felicidad que nos da un amanecer, sentir la brisa del mar y al lado de tu compañera, bailar con las olas el vals de la noche. Con la vida, podemos compartir la sonrisa de un pequeño, y conversar con él en su mundo infantil y mágico.
Estando vivos, podemos crecer, evolucionar, cambiar, arrepentirnos, volverlo a intentarlo, ser estúpidos de tres a cinco y más tarde, volver a caer en la estupidez un rato más por la noche. Y ¿sabes qué?, no pasa nada. Los planetas siguen su rotación, el Sol hace su recorrido como rey y señor de la luz. La luna, con la venia del señor, aparece majestuosa en su escenario, romántica y tal vez hasta erótica.
Con la vida, podemos mirar a una mujer a los ojos haciéndole el amor, y ¿sabes qué?, sentiremos el amor a la vida. Porque la vida es erotismo, es riqueza, es alegría, es sabiduría, es amor.
Pero también te quiero decir, que con la muerte, ya no tendremos el chance de intentarlo de nuevo, ya no volveremos a ver la sonrisa de las pequeñas ni una noche más, ya no les daremos las buenas noches ni los buenos días con la luz de la mañana.
Con la muerte, lloraremos en la oscuridad de nuestra tumba, solos, muy solos, casi tan solos como los muertos. La música, morirá con nosotros y el silencio ensordecedor callará en la negrura de nuestras noches eternas.
Nuestro corazón se marchitará con el dolor del arrepentimiento. Y pasará una eternidad para poder ver la luz del perdón.
Por eso, mi querido amigo, vive con la vida una larga travesía y cuando seas ya un viejo, entonces y sólo entonces sonríele a la muerte.
1 comentario:
Palabras conmovedoras, Don Matus. Gracias por compartirlas.
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