jueves, 16 de septiembre de 2010

CARAVANA DEL BICENTENARIO


El momento que estamos viviendo los mexicanos es histórico. Un país lleno de contrastes, lleno de fragmentadas versiones que imposibilitan una visión del “Nosotros”. Cada quién toma muy en serio sus bandos y son capaces hasta de perder la vida por defenderlos. Contamos con miles de opiniones, tantas, como tantos habitantes hay. No alcanzamos a ver que los individuos formamos, o podemos formar entes diferentes a nosotros mismos. Un ejemplo lo podemos ver cuando se forma una pareja: YO + TU = NOSOTROS y entonces podemos decir que uno mas uno no son dos, sino tres. Y ese resultado del Nosotros empieza a tener vida propia independientemente a los dos que la formaron. Es como ver en el caso de los divorcios que siempre buscamos un culpable, siendo que el elemento NOSOTROS puede ser la razón de la separación.

Lo mismo sucede con los países: Un ciudadano + otro ciudadano + mas otro, (o sea todos), formamos un país llamado México. Este elemento que le llamamos México, es el elemento Nosotros. ¿Han oído hablar del inconsciente colectivo de Jung? Querámoslo o no, cada uno de nosotros llevamos dentro a todos los seres humanos; los que ya no están, los que todavía vivimos y los que aún no han llegado, a todos. Y ese inconsciente colectivo nos rompe el esquema tan mezquino del individualismo. No quiero decir con esto, que hay que tirar a la basura nuestro “ego”, solo hay que darnos cuenta de que todos somos uno. Lo que me afecta a mi, le afecta a los demás y viceversa.

Cada quién jala por su lado; los empresarios (muchos de ellos) ven la manera de pagar menos impuestos, no dan reparto de utilidades a sus trabajadores porque lo disfrazan en gastos. Los políticos (casi todos) son corruptos y sólo buscan poder y riqueza, utilizando a los ciudadanos para sus fines. Las religiones (muchos de sus líderes) atemorizan a sus feligreses con dioses justicieros, los ciudadanos (muchos) se refugian en la ignorancia y apatía, la delincuencia organizada (y también la desorganizada), los “malosos” les vale madres todo.

Difícilmente si cada grupo jala solamente para sus intereses podremos llegar a formar un país unido. Nos falta sentido común para buscar soluciones: Los políticos sólo ven intereses partidistas, sexenales y personales, están muy alejados del mundo ciudadano. Los ciudadanos no nos involucramos suficientemente en los problemas cotidianos. Los empresarios (o mejor dicho: los dueños de empresas) no se dan cuenta que con su avaricia ellos mismos se aniquilarán tarde o temprano. Nos necesitamos todos, cada quién con lo que sabemos hacer. Unos son buenos para hacer negocios y abrir fuentes de trabajo, otros son hábiles para la política y el buen gobierno, otros crean arquitecturas, otros salvan vidas, unos más enseñan en las escuelas. Juntos somos capaces de crear el Nosotros llamado México.

Algo pude ver ayer en la Caravana Bicentenaria. Un Danzón que me llevó al “California” de mis recuerdos. Unos alebrijes y juguetes gigantes que me hablan de la creación artesanal mexicana y como de niño goce con mi trompo, mi balero, mi carrito, la magia infantil de mis sueños. Los alegres y vivos colores de vestidos, trajineras, sonrisas, máscaras, tradiciones milenarias, historias reales e inventadas de héroes antiguos. También había cientos de flores que con sus atrevidos colores saludaban a la concurrencia. No podía faltar la catrina, la elegante muerte que me encontré una mañana en el Café Tacuba. La grandeza de Quetzalcoatl y nuestros hermanos mexicas danzando a la vida, los de antes, nuestras raíces que engrandecieron una mitad de nuestra historia, la otra, invasión española que nos dio el mestizaje que hoy respiramos.

Yo no soy panista, ni político, ni empresario, ni “maloso” simplemente soy un ser humano conciente de que me toco vivir en un gran país llamado México.

Es cuanto.

sábado, 11 de septiembre de 2010

"Cuatro Leyes de la Espiritualidad"


Siempre he tenido una crítica para la modernidad cibernética que provoca un ambiente de anticomunicación. Pocos son los que escriben, los que se comunican a través de la escritura. Sólo te llegan mensajes en el Internet, elaborados por otras personas ajenas a las que lo mandan. Yo sé que si te lo envían es porque les gustó y sólo algunos hacen un breve comentario al respecto. A ti, ¿Cuántos contactos te escriben algo personal, un sentimiento?, como las cartas de antes, de puño y letra.

Claro que los pocos, todavía les gusta comunicarse vía directa y personal, darse un abrazo, un cálido apretón de manos y otros utilizan el teléfono para decirse cosas. En fin, este progreso muchas veces deshumaniza. Otra forma moderna de comunicarse que a mí me parece patética es el Facebook y he aquí algunos ejemplos:

“holaaaaaaaaa primaaaaaaa preciosaaaaaaaaa, como estas?
“wei estoi super bien”
“ola!! Komo estás?? io bn…jajajajajaja es cierto ia paso muxo tiempo k nos vimos…jajajajajajaja…espero k estes bn…..

Que forma de deshacer el precioso y rico idioma español, esta juventud de hoy salida de un cómic kafkiano. Pero por qué digo todo esto, como una crítica a las nuevas formas de comunicación. Porque a pesar de lo negativo que puedan ser, el otro día me llego un correo con un material muy interesante llamado: “Las Cuatro Leyes de la Espiritualidad”. Como ven, podemos rescatar cosas interesantes en esta modernidad cibernética.

La primera ley menciona:

“LA PERSONA QUE LLEGA ES LA PERSONA CORRECTA”

Esto quiere decir que no hay casualidades, todas las personas que nos rodean, están allí por algo, para hacernos aprender algo. Los buenos cuates, las malas ondas, nuestra esposa (o), nuestros hijos (as), todos. No sé si será la persona correcta o incorrecta pero algo vamos a aprender de ella. Por ejemplo, cuando escogemos a nuestra pareja tenemos motivos conscientes o inconscientes para hacerlo, para complementar nuestras carencias. Si no tenemos un carácter fuerte, ¿a quien creen que vamos a escoger, a alguien con carácter fuerte o débil?

Han oído hablar de la Ley de la Atracción. Si nos va bien, lo atraemos, si nos va mal, también lo atraemos. Por eso hay que hacernos responsables de nuestra vida, no hay casualidades, ni mala suerte, todo es producto de nuestra energía, de nuestra vibra.

La segunda ley dice:

“LO QUE SUCEDE ES LA UNICA COSA QUE PODIA HABER SUCEDIDO”

En nuestra vida las cosas que nos suceden son por algo, no podrían haber sido de otra manera. Los “hubieras” no existen. Si nos corrieron del trabajo, algo hicimos para que nos corrieran, si nos dieron un aumento de puesto y dinero, algo hicimos para ello. No existe el: “si hubiera hecho tal cosa…hubiera sucedido tal otra…” Sucedieron así las cosas para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Ya sé que nuestro ego no acepta esto, ni modo así es la vida.

O lo que es lo mismo, la “Ley de Causa y Efecto”, todo tiene una razón de ser. Por eso tenemos que ser dueños de nuestras decisiones y actos. Responsables de lo que hacemos, no estar buscando culpables de lo que nos pasa. Y no me va mal porque me porte mal o bien porque mi comportamiento fue bueno, la moral nada tiene que ver, eso fue inculcado por las distintas religiones, no es el castigo divino. Las cosas que suceden tienen su causa, por eso es relativamente fácil saber que va a pasar en determinadas circunstancias.

La tercera ley:

“EN CUALQUIER MOMENTO QUE COMIENCE ES EL MOMENTO CORRECTO”

Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará. Puede ser un nuevo empleo, un nuevo proyecto, una nueva pareja. Las cosas suceden no cuando queremos, sino cuando estamos listos para que lleguen a nuestra vida.

Y el cuarto y último:

“CUANDO ALGO TERMINA, TERMINA”

Si algo termino en nuestras vidas es para nuestra evolución. La muerte por ejemplo, nos resistimos a no aceptarla. Es un hecho irrefutable. Cuando terminamos con la pareja, cuando algo ya no es nuestro y se va.

Ahora tratemos de unir estas cuatro leyes. Somos parte de un universo con reglas propias que nada tienen que ver con nuestras influencias y decisiones. Más bien nosotros estamos regidos por ellas, en donde tendríamos que aprender a aceptarlas y mantener un ego moribundo y hasta quizá ausente. No somos el centro del universo, somos un partecita de una inmensidad. Por eso no hay que ver a las casualidades como encuentros sin importancia, sino como oportunidades de crecimiento. Todo lo que nos sucede, querámoslo o no, es parte de lo que tendría que suceder porque nosotros así lo hicimos, así lo quisimos consciente o inconscientemente. Hablamos de que nuestras acciones son responsabilidad nuestra. Vamos aprendiendo a hacernos más responsables y más concientes de nuestros actos y sus consecuencias. Y por último el factor tiempo, las cosas empiezan y terminan cuando así lo determinan las circunstancias, ni antes, ni después.

Es cuanto.

martes, 7 de septiembre de 2010

2da.parte Germán Dehesa




Quiero presentarles una segunda parte del anterior post sobre Germán Dehesa pero incluyendo a dos grandes personajes más: Jaime Sabines y Mauricio Achar (fundador de Librerías Gandhi).

Esto que viene a continuación fue tomado de la Columna Periodística “De Aquí Para Allá” escrita por Germán Dehesa:

Me encanta Mauricio

Era una de las últimas salidas de Jaime Sabines. Mi veleidosa memoria no conserva la ubicación exacta de la casa que cobijó esa comida de amigas y amigos del poeta. Lo que recuerdo claramente es que la pasamos muy bien, que Jaime estuvo alegre, exaltado y comunicativo y que todos, unos para otros, resultamos disfrutables. El momento estelar lo protagonizó mi amigo el Gordo Mauricio Achar que llegó al convivio con alguno de esos regalos inopinados de los que solía acompañarse (igual podía ser un paquete de cuetes para tronarlos en compañía de la población infantil, una cubeta de helado de Maracuyá, o las obras completas de Juan Ramón Jiménez que consiguió por 40 pesos), se dirigió alborozadamente a saludar a Jaime y no alcanzó ni a extenderle la mano (Mauricio tenía unas manos muy hermosas) cuando Sabines lo fulminó con una declaración inapelable: Mauricio, le dijo, tú no lo sabes, pero en “Me encanta Dios”, este fregado poema que acabo de escribir después de tantos años de sequía, tú fuiste la inspiración; cuando escribí aquello de “Dios es un viejo magnífico que no se toma en serio”, realmente lo que estaba haciendo era describir a Mauricio Achar. Vino entonces un atónito silencio. Todos volteábamos a ver al Gordiux tratando de descubrir su esencia divina. Y del Gordo para que les cuento. Toda la velada se la pasó asumiendo poses de deidad. Te excediste, Jaime, le dije al poeta, a ver ahora quién aguanta a Mauricio. Ni modo, dijo Sabines, le dije la pura verdad. Me consta que así fue y así será Mauricio: un viejo magnífico que no se toma en serio.

Ahora estamos en el escenario del teatrito que Mauricio y yo construimos en la Librería Gandhi. Él es Sabás Zorrilla, alcalde histórico y vitalicio de San Juan de las Pitas. Yo soy Teódulo Manrique, el sufridísimo secretario particular. Don Sabás me tiene que decir una línea muy simple: “Mira, Teódulo, como dijo Belisario Domínguez…” Salimos a escena, y el Gordis arrancó con mucha firmeza: mira, Teódulo, como dijo… ¿quién dijo? Y yo: pues no sé, Don Sabás. Como dijo… tú has de saber. Teódulo. Yo no puedo saber, Don Sabás. ¿No, verdad? ; mira, Teódulo, como dijo Macedonio Tachuelín. ¿Quieeén? Macedonio Tachuelín, ¿a poco no lo conoces, Teódulo? Claro que lo conozco, Don Sabás, es uno de los seudónimos menos conocidos de Don Belisario Domínguez. ¡Exacto, Teódulo!, mira, si no eres tan pendejo. Gracias Don Sabás. Estar en el escenario con Mauricio Achar era navegar en un océano de adrenalina y de puritito deleite. Era decirle: Don Sabás, en su buró le deje un cartapacio. Y el Gordo: ¡eres un imbécil, Teódulo!, esos animales son venenosísimos. ¿Cuáles, Don Sabás?, Los Cartapacios, la hembra sobre todo es terrible. Más de 30 años anduvimos en esos jelengues. Quiero creer que en algo ayudamos para que el PRI soltara ese poder que, yo espero, no recuperará.

Ahora veo a Mauricio caminando por el Zócalo. Tiene andares de pato dado su tonelaje y debido también a que tiene una pierna un poco más corta que la otra. Viene cargando una caja de cartón amarrada con un mecate. Hagan de cuenta un migrante a punto de internarse en Arizona. No es así. Lo que vamos a hacer es hablar con López Obrador para que nos conceda la gracia de vender libros en el Metro. Con cierta reticencia AMLO miró los libros que Achar extraía de su caja de cartón y decidió concedernos un espacio en algunos puntos del Metro. El experimento fue exitosísimo; tanto que de ahí nos extendimos y nos fuimos a la Central de Abastos.

Te recuerdo, te conservo, Mauricio. Ya eres también una sonrisa eternizada, una barba florida y una cabeza hermosa. Tú le cambiaste la cara a los libros en México y los hiciste sonrientes y accesibles. Me felicito por haberte acompañado. Son tantas las historias, las apuestas, los juegos, los recuerdos, las bromas, los modos de expresar tu calidad y tu generosa calidez.

“Dios siempre está de buen humor, por eso, Mauricio, eres el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada (Adriana), el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy. A mí me gusta, a mí me encanta Mauricio. Que Dios bendiga al Gordo. Amén”

viernes, 3 de septiembre de 2010

Adíos, al maestro Germán Dehesa



Duele más cuando los exiguos se van, porque los abundantes, ni quién se de cuenta que ya no están un día. Los del montón sirven para esconder su cobardía en el anonimato. Los que nunca sobresalen porque en parte están medio muertos o muertos en vida. Los que necesitan guías para saber que hacer porque nunca se han atrevido a buscar en su interior.

Como los cuestionamientos de Ortega y Gasset al preguntarse si las masas pueden despertar a la vida personal. Esas inmensas aglomeraciones de seres humanos, que van y vienen por sus calles o se concentran en festivales y manifestaciones políticas carentes de vida individual. También nos habla de que la sociedad es unidad dinámica de dos factores: minorías y masas. Los que se distinguen y dejan huella y los que no se diferencian de otros hombres y repiten solamente un tipo genérico – la muchedumbre.

Ayer por la tarde uno de la minoría se fue. Nos dejó, por que no decirlo, tristes, pensativos, temerosos de que esta parte de la raza humana se extinga y terminemos sólo con las masas irreflexivas. Se terminen los que se atreven a pensar y a decir que no están de acuerdo. Los verdaderamente inteligentes y no porque acumulen dinero, títulos y lenguas, sino los que saben vivir felices con su realidad creada y concebida por ellos.
¡Salud por ellos! ¡Salud Germán Dehesa! ¡Salud Carlitos!

Recuerdo cuando iba en la prepa, en el C.U.M. Germán me dio dos años de Literatura. Fueron épocas felices, llenas de inconciencia juvenil, de amor eróticamente apasionado, de presente vacío de responsabilidades. Lo único que había era juventud y belleza.

Me gustaban las clases de Germán y con su personalidad él siempre se ganaba a los jóvenes. Muchos años después, me lo encontré varias veces en las librerías Gandhi, donde trabajé más de 8 años. Él era muy amigo de Mauricio Achar (el gordo como él le decía), el dueño de Gandhi.

Después, lo seguí por muchos años en su columna del periódico El Reforma: “Gaceta del Ángel”. Me extrañó el miércoles pasado porque compre el periódico y no venía su columna acostumbrada. Hoy leí con cierta nostalgia y admiración palabra de luto, según Germán, que decían:
“Trato de vivir sobre las puntitas de los pies, pues en mis delirios, imagino que si casi no hago ruido, la enfermedad no se va a percatar de mi presencia y me permita colarme a la vida que es a donde me gusta estar” y seguía diciendo: “Esta es Primera Llamada, primera” y resultó ser, “Tercera llamada, y última, comenzamos…”

…comenzamos a sentir que las cenizas aún calientes, se mojan en el Papaloapan, para despertar en una nueva aventura en donde el espíritu de Germán volará descansado por las praderas verdes de algún otro sitio.

Es cuanto