Hoy hace quince años te fuiste padre al mundo de los recuerdos. Al irte, como en la tumba de los faraones, te llevaste tu fábrica, tus alegrías, tus secretos, tu desenlace, inconcluso quizás.
Prefiero de siempre recordarte antes de tu partida, porque ésta la veo triste. Claro, la salud se te iba sin piedad, y los golpes bajos se fueron directo a tu ego. Eras tan vital, tan empresario, tan emprendedor, tan Canacintra, tan inquieto, tan trabajador, tan responsable, tan exitoso, tan buen hijo y hermano, lo mismo que buen esposo, y por que no decirlo buen padre.
Tu partida cambio mi percepción, porque pareciera que nunca estuviste realmente. Que lo real ahora sólo son tus fotos, los recuerdos de muchos momentos, tu lejanía y tu ausencia.
Antes, tal vez un año antes de tu partida, todavía te aparecía una sonrisa, y de ahí para atrás se te veía rozagante. Es cierto que de mi parte independiente nunca me acerque demasiado, más bien había un alejamiento casi de extraños. Y esto me costo mil lagrimas cuando te fuiste. Es cuando decimos: “hubiera” hecho esto o aquello. ¡Que más da si los hubieran no existen!
Pero al ver las muchas fotos que la vida te tomó, puedo con ellas agradecerte tus cariños escasos pero sinceros, tus sentimientos a veces ocultos pero presentes. Claro de adulto veo con claridad que tal vez no fueron escasos, más bien escasos fueron mis acercamientos.
Ya no sé si me he acostumbrado en estos quince años a no tenerte conmigo, o si sólo basta de vez en cuando o solamente el 31 de Julio acordarme de Ti, o si pareciera que los presentes con los recuerdos no se llevan, ya no sé que es realidad o que no es.
Pero esos recuerdos me dan fortaleza y agradezco a la vida el que estuvieras conmigo, el que hayas sido mi padre. Sólo me basta pensar que un día, borrachos los dos, nos dijimos nuestros cariños y hasta los lloramos juntos.
Pero la vida es así, llega el día de la partida y la sentimos entrañablemente. Después, nos vamos acostumbrando a que lo que era, ya no es, ni podrá ser, y los idos ocuparan el sitio sólo en los recuerdos.
Yo no sé de cierto que tú ya estás “descansando”, o que nuevamente volviste a tu siguiente reencarnación, ¡o que se yo!… sólo sé que hace quince años te fuiste y que juntos hoy, te recordamos con cariño.
Gracias Padre por todo lo que nos diste y más.
Prefiero de siempre recordarte antes de tu partida, porque ésta la veo triste. Claro, la salud se te iba sin piedad, y los golpes bajos se fueron directo a tu ego. Eras tan vital, tan empresario, tan emprendedor, tan Canacintra, tan inquieto, tan trabajador, tan responsable, tan exitoso, tan buen hijo y hermano, lo mismo que buen esposo, y por que no decirlo buen padre.
Tu partida cambio mi percepción, porque pareciera que nunca estuviste realmente. Que lo real ahora sólo son tus fotos, los recuerdos de muchos momentos, tu lejanía y tu ausencia.
Antes, tal vez un año antes de tu partida, todavía te aparecía una sonrisa, y de ahí para atrás se te veía rozagante. Es cierto que de mi parte independiente nunca me acerque demasiado, más bien había un alejamiento casi de extraños. Y esto me costo mil lagrimas cuando te fuiste. Es cuando decimos: “hubiera” hecho esto o aquello. ¡Que más da si los hubieran no existen!
Pero al ver las muchas fotos que la vida te tomó, puedo con ellas agradecerte tus cariños escasos pero sinceros, tus sentimientos a veces ocultos pero presentes. Claro de adulto veo con claridad que tal vez no fueron escasos, más bien escasos fueron mis acercamientos.
Ya no sé si me he acostumbrado en estos quince años a no tenerte conmigo, o si sólo basta de vez en cuando o solamente el 31 de Julio acordarme de Ti, o si pareciera que los presentes con los recuerdos no se llevan, ya no sé que es realidad o que no es.
Pero esos recuerdos me dan fortaleza y agradezco a la vida el que estuvieras conmigo, el que hayas sido mi padre. Sólo me basta pensar que un día, borrachos los dos, nos dijimos nuestros cariños y hasta los lloramos juntos.
Pero la vida es así, llega el día de la partida y la sentimos entrañablemente. Después, nos vamos acostumbrando a que lo que era, ya no es, ni podrá ser, y los idos ocuparan el sitio sólo en los recuerdos.
Yo no sé de cierto que tú ya estás “descansando”, o que nuevamente volviste a tu siguiente reencarnación, ¡o que se yo!… sólo sé que hace quince años te fuiste y que juntos hoy, te recordamos con cariño.
Gracias Padre por todo lo que nos diste y más.