miércoles, 28 de julio de 2010

EL ESCUDO DE VALORES


Comúnmente los escudos heráldicos representan títulos nobiliarios de la realeza de antaño y de algunas actuales monarquías, pero del que voy a hablar en esta ocasión, queridos amigos imaginarios, es del Escudo de Valores.

En el Taller de Desarrollo Humano que imparto en el INAPAM, se está viendo el tema de los Valores Humanos, tan escasos en estos tiempos. Este escudo nos plantea 6 aspectos básicos en nuestra vida, que intentaré contestar personalmente.

El primero nos pregunta: ¿Cuál es el mayor logro de mi vida? La mayoría de mis alumnas, como son mamás, pusieron precisamente ese, el de ser mamás, cosa que en el género opuesto no necesariamente sería, el de ser papás, sin dejar de ser importante la paternidad en nosotros.

Los invito a contestar, cada quien en su reflexión, cuál ha sido el mayor logro en sus vidas. Visto el logro como la acción de lograr, una consecución de un proyecto, de una convicción, de un anhelo. Es el haber obtenido un estatus emocional después de un trabajo hecho. Creo no es fácil responder, porque puede haber en nuestra vida muchas satisfacciones, pero considerar el mayor de todos y destacarlo de los demás, le da un estatus reflexivo importante.

¿Mi mayor logro? (estoy pensando), podría decirles que es mi nivel profesional, o que tengo una familia linda, o que en parte es mi experiencia en aspectos humanos. Acuérdense que estamos hablando de algo que ya se realizó, de algo pasado y ¿si todavía ese logro no ha llegado todavía, en donde nos deja esa aparición reflexiva vacía? No importa que fuera algo no planeado, lo importante es que esté hoy con nosotros.

Sé que puedo decir que no veo un logro como el haber llegado a una meta, o el haber obtenido algo. No podemos decir que ya la hicimos, que ya somos los “chipocludos” maestros, gurús, o profetas. Es como cuando logramos un título profesional, donde nos hemos ganado el derecho de que nos digan: Licenciado, Doctor, Ingeniero, Maestro, ¿Y? Algún sabio dijo: “Cuando encuentres a Buda en el camino, mátalo”. A Buda no se le encuentra y ya, toda nuestra vida nos la pasamos buscándolo. Cuando alguien dice que ya lo encontró, hay que dudar, porque a lo mejor, ese hallazgo es sólo una ficción.

Somos siempre peregrinos, estamos de paso buscando nuestras raíces, ¿de dónde venimos?, ¿hacia donde vamos? Y entonces… contestando a la primera pregunta, cual ha sido mi mayor logro, podría decirles que: “Estar en el camino de la CONCIENCIA” No he llegado a ningún sitio, no he obtenido nada, simplemente estoy andando, buscando, sonriéndole a la vida agradecido por haber encontrado este camino. No veo la meta todavía, “sólo siento con mis pies descalzos el crujir de las hojas en el otoño de mi vida”.

La segunda parte nos cuestiona: ¿Cuál es el valor más importante para mí? Muchas de mis alumnas respondieron que era La Salud, El Amor, La Familia, La Honestidad, La Unión y otras más. Acuérdense que los valores son personales, cambian con el tiempo y las circunstancias. Hoy en día, para mí uno de los valores más importantes es La Salud, sin ella todo se complica. Nuestro cuerpo es nuestro vehículo para lograr lo que nos proponemos.

La tercera interrogante nos pregunta ¿cual es la principal cualidad en mi familia? En mi familia de origen, de parte de madre, se daba la diversidad, el buen humor, las raíces folklóricas de un pasado que vale la pena recordar. Mí familia actual se caracteriza por destacar el valor de la familia como principal motor de búsqueda.

El siguiente cuestionamiento es: ¿Qué es lo que más desearía lograr en mi vida?
¿Qué me falta todavía que aún no ha llegado? Llenarme de una actividad productiva que refleje mi forma de ser.

El quinto puntualiza: ¿Cuál es el valor que yo desearía ver que viven y comparten todas las personas? Hablando de una sociedad no podemos sólo destacar un valor, tendrían que ser varios concatenados. Suena como los buenos deseos, y en ese tenor, podría decir que me gustaría vivir en una sociedad más civilizada, más preparada, más inteligente, con raíces que los una, tolerante en la diversidad, principalmente.

Y el último es una pregunta con un fondo interesante: Cuatro cualidades mías que las personas recordarán después de mi muerte.
Por supuesto que esto tiene que ver con la Autoestima que cada uno tenemos, y es intentar poner en boca de los demás lo que nosotros pensamos de nosotros mismos. Y en ese intento yo diría aventureramente que serían:
1. No era del montón, era muy especial.
2. Fue siempre un buscador, un peregrino.
3. Le interesaba lo importante.
4. Tenía una actitud positiva y creadora.
5. Le gustaba lo humano.

Cómo ven mis queridos lectores imaginarios, hay les dejo de tarea estas seis preguntas, podrían sacar cosas interesantes, nada pierden. Hasta la próxima.

1 comentario:

Gringa Vieja dijo...

Desde hace muchos años, comienzo mi día con esta oración/intención, nombrando las energías (valores) que quiero en mi vida. Aquí están: el movimiento (pues todo cambia), la curiosidad (sin ella, vivimos dormidos, yo creo), la claridad y el valor/coraje (pues el valor sin la claridad puede causar mucho daño), la risa (para no tomarme demasiado en serio), y el amor (la base de todo).

Parece muy interesante este ejercicio que haces con tus alumnas. Gracias por compartirlo.