lunes, 2 de agosto de 2010

LA FAMILIA


Se puede hablar mucho sobre la Familia; bien, mal, hasta quizás indiferentemente. Dicen que hablamos de las cosas según nos ha ido en la feria, claro, no habría de otra.

Tengo una anécdota de un señor que estaba buscando a un notario para que le certificara un documento en el cual constara que sus hijos tendría prohibido asistir a su muerte mientras a él lo estuvieran velando. ¡Imagínense! (no la vean desde el punto de vista si es legalmente posible o no, eso es otro cantar)

Se preguntarán que debió haber pasado en esa familia para que llegaran a ese punto. Efectivamente cada miembro de la familia tenemos una responsabilidad, unos como padres y otros como hijos. PERO, los padres tenemos primero TODA la responsabilidad, por lo menos hasta cierta edad en donde los hijos pasan a ser independientes.

Los hijos son reflejo de los padres, es lo que aprendieron consciente o inconscientemente de ellos. Recogemos lo que sembramos. No podemos cosechar papayas cuando sembramos uvas (saldría un vino papayozo). No han oído a algunos papás decir: “no se de donde salio mi hijo tan grosero”. O podemos hablar de la Ley de Causa y Efecto. Todo lo que pasa tiene necesariamente una causa, por algo se dan las cosas, no existe la casualidad de un equis comportamiento.

Dicen que la personalidad se da en los primeros cinco años de vida, o sea, ¿Cómo fuiste criado en ese tiempo?, ¿Mamá fue cariñosa contigo y tuviste la suerte de vivir un período de lactancia con ella?, o ¿desde el vientre materno sentiste rechazo e indiferencia?

Volviendo a la anécdota, ¿Qué odio tendría ese padre hacia sus hijos que no quería verlos ni el día de su muerte? ¿Y el perdón? Nomás les cuento el karma del sujeto para su próximo período. No es juzgar a la ligera un comportamiento, es ver un resultado lleno de amargura.

Algún otro comentario de mamás con hijas “adultas” que las culpan de todo lo que les pasa. Cada que se ven, la hija agrede a la mamá porque no ha procesado el coraje que le tiene, ya están grandecitas para resolver sus traumas como adultas - siguen siendo las eternas adolescentes, aunque tengan treinta, cuarenta o más años.

¿Por que algunas personas llegan solas a la muerte?, sin alguien que les rece, que las acompañe en sus últimos momentos. Déjenme que les cuente otra anécdota de una dulce viejita que murió a los 92 años. Estaba tendida en su féretro acompañada de sus familiares, entre ellos muchos adolescentes que alrededor de ella, compartían “alegremente” el momento. Junto a su cuerpo le pusieron objetos que en vida disfruto, como una coca cola, una muñeca, y no recuerdo que otros más. La urna con sus cenizas fue colocada finalmente en la soleada sala de estar de la casa de una de las hijas, en donde sigue viva por siempre: ¡Hola abuela buenos días!, ¡hola ma!

Cada quien deposita a sus muertos según sus creencias. Unos los entierran enteros todavía, otros guardan las cenizas en nichos de iglesias ó panteones, algunos esparcen las cenizas en el mar o muchas otras formas más. Pero son costumbres de familia. “Nacemos en una familia, morimos en ella”.

La Familia es un valor que debemos fomentar. Los ermitaños aparentan su socialización en la locura de sus fantasías. Somos los seres humanos entes sociales por naturaleza.

Uno de los momentos más bellos de la vida se da alrededor de una mesa, comiendo, departiendo familiarmente con todas las generaciones, en una “sobremesa” que se alarga alegremente. Los que lo han hecho y hacen me darán la razón, los que no, aún les falta algo verdaderamente valioso por vivir.

De momento es cuanto.

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