domingo, 14 de octubre de 2012

¡Y pídele perdón a tu abuela!, ¡Eso no se hace!, las cosas no se resuelven a golpes sino con palabras.

-Abuela, me perdonas, es que quiero explicarte por qué actué de esa manera: Yo te dije que íbamos a ir al zoológico, y tú riéndote me dijiste que íbamos a ir al parque, te volví a repetir a dónde íbamos y tú volviste a decirme lo mismo, hasta que a la tercera vez, me desesperé y te dí un puñetazo. Perdóname por eso, pero yo estaba muy emocionado de ir con ustedes al zoológico, como me había prometido mi mamá un día antes, yo estaba hablando en serio, tú no.

Pareciera que hasta ahora no hay nada anormal en la descripción de estos hechos, sólo que mi nieto tiene tan solo… dos años y medio, todavía usa pañal, su vocabulario es lo reducido de un niño de su edad y todavía no va a la escuela. No deja de sorprenderme la capacidad que tiene de percepción, de poder expresar a su nivel, lo que quiere, de comunicar sus necesidades emocionales. Creo que sería bueno ahora que este tipo de niños viniera con manual integrado, porque si no, los padres se quedan cortos para su educación.

Otro detalle que sucedió; ya en el zoológico de Chapultepec alquilaron un carrito de esos que se empujan con un brazo largo que sale de la parte trasera. Claro, lo primero que hizo el niño fue subirse en él, pero esa no era la idea del papá. ¡No te subas!, le dijo, te traje a caminar. El quería que su hijo caminara y ya una vez cansado podría subirse en el carrito. Que hubiera pasado, si en lugar de ese vehículo, en forma de auto (formula uno) con volante, le hubieran llevado su carreola, tal vez el niño no se hubiera subido. Para él, el carrito es un juego y lo que quiere naturalmente, es jugar.

La comida es otro “coco” para los papás, ¡Siéntate y come! Y…ni se sientan, ni comen. Cómo hacerle para que coman, ¿obligarlos? Si en esas edades su mundo es un juego, por qué no convertir la comida en uno. ¡Ahí viene el avión! Los papás se enojan, gritan, se desesperan, se entristecen, porque muchos de ellos no hablan el lenguaje de los niños, no entienden la psicología infantil. Es como si habláramos con un niño chino que no entiende el español, entonces sería doble problema, uno porque es niño y el otro porque es chino, así es de compleja la relación con los niños de hoy.

Dejemos que nuestros niños sean niños, por lo menos los primeros seis años de su vida, de todos modos con el tiempo los vamos a echar a perder. Los contaminamos poco a poco, les quitamos su inocencia, les arrebatamos su natural condición infantil. Comparo la niñez temprana con el estomago de un bebé: Al nacer el estomaguito del niño responderá a los alimentos que reciba; si recibe alimentos propicios para su condición, éste responderá de buena forma, pero si le dan algún alimento no apto para ellos, se enfermarán.

Que padre compartir con los nietos su niñez, es el binomio perfecto:
Abuelos - Nietos. Entonces los abuelos deben dejar por un rato de ser adultos, y convertirse en niños para que se de la relación ideal que los padres nunca podrán alcanzar. Como decía mi abuelo:“Si hubiera sabido lo maravilloso que es tener nietos, los habría tenido primero”

Qué difícil es hoy en día ser padres, nadie nos enseña cómo serlo, por eso hay que aprender, estudiar, meterse a cursos especializados, para no echar a perder tanto a nuestros hijos, porque recuerden: “Los hijos son reflejo de los padres”.

Y por último les quiero comentar una anécdota más del viaje con mi nieto Sebastián: En principio mi nuera le había dicho a su hijo que iban a venir sus abuelos paternos para ir a un zoológico que está como a una hora de Cuernavaca (al cual él ya había ido anteriormente) y como se había hecho tarde cambiamos los planes y sólo pudimos ir al zoológico de la ciudad. Ya estando en casa de regreso y niño tranquilamente nos dijo: Para la próxima espero que sí me lleven al otro zoológico. No inventes, y tan solo tiene dos años y medio.

1 comentario:

Gringa Vieja dijo...

Ah, esta conversación con tu nieto me recuerda las conversaciones que tenías con tu hija Ivonne hace muchos años. Ella también tenía ese don de expresarse claramente a una tierna edad. Ciclos de la vida . . . ¡Felicidades, Abuelo!