sábado, 26 de marzo de 2011

Presunto Culpable


Espero que muchísimos mexicanos, si no es que todos, ya hayan visto la Película-Documental de Presunto Culpable. Creo que algo deja después de haberla visto. ¿Habrá alguien que entre a ver la película y salga sin ningún aprendizaje, sin ninguna reacción a favor o en contra de algo? No lo sé.

He escuchado algunos comentarios de por qué algunos no quieren ir a verla: “Yo sé que estas cosas pasan en México, no me gusta ir a sufrir al cine, mejor voy a ver algo que me divierta”. Bueno, cada quien es libre de hacer lo que le plazca. Pero lo que hace falta en México es: CONCIENCIA.

De qué estoy hablando cuando digo Conciencia: Del conocimiento que el espíritu humano tiene de sí mismo. Del conocimiento de las cosas mediante el cual el sujeto se relaciona con el mundo. Tener conciencia es obrar con rectitud y consideración al prójimo. Tener conciencia es darse cuenta y proceder en consecuencia, buscando un bienestar y no un perjuicio.

Esto de la Conciencia es todo un rollo, pero créanmelo, con ella, México y los mexicanos podríamos cambiar para bien, dejar de ser víctimas de un sistema judicial perverso. Es terrible ver la sonrisa de la “licenciada” del MP contestar a la pregunta de por qué procedió de esa forma: “Porque es mi chamba, jejeje” ¿En manos de quién estamos? No se supone que un juez debe tener, aparte de conocimientos, un sentido de justicia. ¿Es mucho pedir? Sé que algunos de mis lectores pudieran verme como muy inocente, punto y aparte…

Y qué podemos decir del “juez” que lo condenó a 20 años de prisión, y que una vez vuelto a revisar y FILMAR el caso, lo volvió a condenar por los mismos 20 años. “Menos mal”, pudo haberle dado 50. ¡Que poca!, eso se llama venganza. Yo me pregunto: ¿El juez sabría que iban a hacer una película de esas filmaciones? ¿Dónde está ese juez ahora, en el bote? ¿Por qué si esta vez, el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal exoneró a Toño, por que no castigaron al juez que sin pruebas suficientes lo condenó? ¿Dónde queda la Ley de la Causa y el Efecto? ¿No hay alguna responsabilidad para el juez en este caso, con un decir: “usted perdone”, ya acaba todo? Y me imagino que por supuesto que el juez ni eso le dijo a Toño.

Y que decir de los pinches judiciales (perdón por lo de p…) que lo atraparon, de los hijitos del comandante que tiempo después los agarraron infraganti en un robo (que bonita familia). Otra enorme pregunta que me hago; ¿Qué pasa con nuestro Sistema Penitenciario?, si es que se puede llamar sistema, es una cloaca infernal, una escuela de delincuentes, (si no eras, te haces). Muchas veces los “buenos”, o sea los que no están presos, (las autoridades, los celadores, etc), son más corruptos que los mismos presidiarios

O sea, el Sistema Judicial Mexicano del nabo, sólo los que tienen dinero pueden comprar a la justicia (y eso que también ellos la padecen) y los pobres e inocentes, (que son muchos en las cárceles), que se jodan. Y otra vez me pregunto: ¿Qué hacen los políticos que pueden tomar decisiones al respecto???? ¿No quieren hacer nada para remediarlo porque se les acaba el negocito? Y después se quejan de que el presidente de Francia no confía en las leyes mexicanas con el caso de su compatriota “supuesta” secuestradora.

Claro que yo sabía y sé de muchas cochinadas de nuestro sistema judicial, pero el ver la película Presunto Culpable me hizo sentir: impotencia, coraje, tristeza, vómito, pena, desilusión, desencanto y muchos más desagradables términos que denotan una realidad mexicana. Hoy a veces me da pena decir que soy mexicano, me da vergüenza ser parte de la raza humana…


La respuesta, vuelvo a decirlo, es LA CONCIENCIA, no la educación. Claro, esta sirve para formarnos, pero tenemos que ver este y otros problemas desde un punto de vista integral. Si nuestra sociedad, desde pequeños, nos formara con conciencia, otra cosa sería. Hacer conciencia de la convivencia humana, del respeto que nos merece nuestra madre tierra, de no competir sino colaborar, etc.

Sé que la naturaleza humana vive en dualidad, pero en nuestro libre albedrío está el decidir hacia dónde queremos ir y estar. ¿En la paz o en la violencia?, ¿En el orden o en el caos?, ¿En la fraternidad o en la guerra?, ¿En la conciencia o en la inconciencia?
¿Tú, en dónde quieres estar?

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