miércoles, 16 de febrero de 2011

EL BULING LLEGÓ A CASA


Nuestra pasividad se despierta hasta que el mal toca nuestra puerta. Mientras que las muertas de Juárez se den en Juárez, no hay bronca. Mientras que los drogadictos y alcohólicos no sean nuestros hijos, como si no pasara nada. Mientras los secuestros no sean historias familiares, estamos a salvo. No reaccionamos ante esta violencia social mientras no la vivamos en carne propia o en nuestras familias. Pero cuando lo vemos muy cerca, entonces, y sólo entonces, le ponemos atención. Vivimos una sociedad desintegrada, individualista, poco humanitaria, egoísta, no se si decirlo…a veces la veo primitiva.

Ya sé que esto del Buling no es nuevo, que ha existido desde hace mucho tiempo, pero no recuerdo que antes nadie se haya suicidado por esta causa, ahora dicen que sí, no lo sé de cierto. Yo recuerdo en los cincuentas, cuando iba en la primaria, viví un acoso escolar de por lo menos cuatro años. Hasta que llegué a 6to pude vencer a mis dos agresores, gracias a mi coraje acumulado y a que había crecido físicamente más que ellos.

El problema esta perfectamente definido. El Buling se da en el ámbito escolar principalmente en los niños y niñas pre-adolescentes y en menor número en adolescentes. Lo llaman así a cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Es el abuso de poder ejercida por uno o varios agresores más fuertes (real o percibida subjetivamente). El acosado vive atemorizado por la idea de asistir a la escuela y se muestra nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana.

¿Por qué se da este acoso ó violencia escolar? ¿Cómo podemos resolverlo cuando un familiar ha resultado víctima de este problema? Para ello tenemos que enfocarnos a la naturaleza del ser humano. Vivimos los humanos en principios opuestos: Yin y Yang, El Bien y el Mal, Luz y Oscuridad, agresor y pacifico, etc. Por ello nos damos cuenta de que la vida no es justa, así es, vivimos en una selva, en un primitivismo social en donde la ley del más fuerte es la que impera.

Esta situación se plasma magistralmente en la novela de William Golding (1954): El Señor de las Moscas, en donde presenta una transformación de chicos normales en asesinos primitivos, en donde sacan lo salvaje que está dentro de ellos. Una lucha de la civilización contra la barbarie y la pérdida de la inocencia infantil. Sus personajes muestran el orden y la civilización, la razón y la cordura de la sociedad, el deseo de poder y la maldad, la crueldad y el sadismo y la bondad natural del hombre.


Pero no todo esta perdido, si no se tiene la fuerza necesaria para vencer el acoso, hay que usar la inteligencia. Hay que atreverse a denunciar a los rufianes, primero hablar con sus papás y junto con ellos, acudir a las autoridades de la escuela. Si no hay un avance en la búsqueda de soluciones, acudir a instancias gubernamentales para presionar. Las escuelas tienen la obligación de preservar la paz y el buen funcionamiento en sus planteles.

De ser posible llevar a los chicos-víctima a un tratamiento psicológico, ya sea el de la escuela o uno privado para que aprendan a enfrentar sus propios problemas y eleven su autoestima. No hay que sobreproteger a los muchachos, hay que enseñarles a valerse por sí mismos para que salgan delante de este problema y de todos los que la vida les irá presentando.

Los tiempos de crisis como el que estamos viviendo en México nos ayudan a crear soluciones para resolverlos. Mantengamos la unión de la familia, tal vez no podamos cambiar la situación actual del mundo, pero por lo menos hacer que ésta no nos cambie a nosotros.

Es cuanto.

1 comentario:

Gringa Vieja dijo...

En mi vida anterior de maestra de secundaria, tuvimos un programa muy interesante de "peer mediation" (mediación entre estudiantes). Entrenamos a líderes estudiantiles a facilitar la mediación cuando occurían los conflictos (claro, no todos eran conflictos de bullying, pero algunos sí). La fuerza de este programa es que los estudiantes se empoderan para defenderse, pero sin violencia. Para que el programa tenga éxito, hay que ganar el apoyo de la mayoría de los estudiantes en la escuela, para que se haga la norma (tenemos un conflicto, vamos a la mediación). No fue una solución definitiva al problema, pero ayudó a muchos estudiantes.