viernes, 11 de diciembre de 2009

Un impresionismo frustrado


Por supuesto que no podría generalizar, pero me he topado en el mundo empresarial joven de hoy (de 30 a 40 años), con personas de características especiales, que los hacen “triunfadores”. Buscando en el diccionario por lo menos he encontrado tres de estas características:

Codicia: “Deseo exagerado de poseer o de tener mucho”
Avaricia: “Cualidad negativa en grado extremo”
Ambición: “Deseo apasionado por el poder y el dinero”

¡Cuidado! Te las podrías encontrar en cualquier momento y en cualquier parte. Parecen personas bien intencionadas, yo diría hasta amables y con un trato social extraordinario. Son profesionistas, algunos “hijos de papi”, con buen gusto en el vestir, que principalmente buscan el reconocimiento público y social.

Creo que una forma de hacer estos especímenes ha sido a través de la educación “competitiva”, principalmente de instituciones privadas, algunas de ellas con tintes religiosos, que instruyen a sus educandos en la “eficiencia”, “liderazgo”, y sobre todo en el mundo de la inclusión.

Trataré de explicar que este tipo de características están creando el cáncer social contemporáneo. Es un tema interesante el de la inclusión y la exclusión. Dos bandos totalmente separados, unos pocos “arriba”, todos los demás “abajo”. Los de arriba pueden ser grandes empresarios (I.P.) y políticos, incluidos diputados y senadores de TODOS los partidos, también los de la izquierda.

Los de arriba jamás dejan entrar a los de abajo a su mundo, aunque a veces fingen tolerancia hacia algunos candidatos que tengan intención de hacerlo. Los de arriba “tienen”, los de abajo no, y eso los hace aparecer en la revista “Hola”, como los envidiables de los de abajo. Claro que los de arriba, los incluidos, tienen categorías: Los de hasta arriba, incluido dios y Slim, los que ya mero llegan, los que están en medio y los de debajo de arriba.

Pero regresando a los jóvenes codiciosos intentaremos analizarlos desde un perfil psicológico. Algunos de ellos tienen rasgos paranoides, su “lógica” no corresponde a la realidad, y se creen el mundo de pretextos para no hacer las cosas, que deben hacer. Otros tienen ciertos rasgos psicópatas por su incapacidad de lealtad a otros individuos, grupos o valores sociales, y son enormemente egoístas. Son personas que parecen alertas, bien informados y capaces de hablar bien. Parecen inteligentes, pero nunca se hacen responsables de sus actos. Se creen su verdad, no aceptan la culpabilidad de su conducta y siempre dan excusas plausibles por todo lo que ha sucedido.

¿Cómo la ven?, ¿Se han encontrado alguna vez con este tipo de gentuza? Ustedes, como nosotros, que tuvieron una “educación marista”, clase medieros, nos cuesta mucho trabajo ver a esta nueva generación de jóvenes empresarios como hacen sus transas, como se llevan al baile a la gente honrada y honesta, como la impunidad es el pan de cada día.

Diríamos que no se vale, aunque sabemos que la vida no es justa, nos da mucho coraje encontrarnos con este tipo de personas por nuestro camino, que nos quitan lo que es nuestro y sin ningún remordimiento se ríen del mundo excluido para terminar en algún país del primer mundo.

Y ahora, ¿Quién nos salvará, El Chapulín Colorado, Cristo Rey, Obama, el PRI renovado, Televisa?, la verdad, no lo sé.

Es cuanto.

2 comentarios:

Gringa Vieja dijo...

Pues Obama no, está bien ocupado con su guerra en Afghanistan . . .

El ambiente de los negocios ha cambiado muchísimo y con eso, la manera de "jugar el juego." Antes uno sentía cierta lealtad al negocio donde trabajaba, pero francamente la mayoría de los negocios ya no merecen esa lealtad porque si pueden ganar más, o se mueven a otra parte o buscan la manera de recortar los gastos sin importarles el bienestar de su empleados.

Me parece que estas características desagradables que comentas son un reflejo ~ no la causa ~ de una sociedad que ya no valora a la gente, que sólo valora las ganancias (y el 1% de los más ricos que beneficien más de esas ganancias).

Miguel Matus dijo...

Gringa Vieja: Tienes toda la razón. ¿Cómo han cambiado las cosas, no? Ahora las cosas están al revés: Por hacer la guerra te dan el premio de la paz. Con lo que dices de la lealtad, es totalmente cierto, yo tuve una experiencia así, y como dices ni Obama nos puede salvar, estamos jodidos. Saludos