domingo, 5 de octubre de 2008

Una Dama sin Pudor


Son esas películas que nos dejan algo más que el sabor de las palomitas. La actuación magistral de Marianne Faithfull como Maggie, la abuela que debe encontrar la forma de ganar dinero para el tratamiento que le va a salvar la vida a su nieto.

No hay límites, no hay pudor que detenga la voluntad de lograr lo que se propone. En contra de la familia, de los “amigos”, de la sociedad moralista que la vigila y enjuicia. En contra de ella misma y sus reclamos fantasmales. ¿Hasta dónde somos capaces de meternos a mundos desconocidos y “prohibidos”, por amor?

Y en ese laberinto, encontrar nuestras fortalezas escondidas. Adueñarnos y personalizar los espacios de “pecado”, con un toque familiar: un pequeño florero y un cuadro de casa que la acompañan en su nueva faena.

“Una Dama sin Pudor” es una película fuera de serie. Para cinéfilos de amplio criterio que se atreven a ir más allá de “lo permitido”, más allá del pudor. Ver como, poco a poco, Maggie se va convirtiendo en la extraordinaria “Irina Palm”, buscada por hombres solitarios que encuentran en “ella” algo especialmente íntimo.

Maggie, o más bien, Irina Palm, le da un sello personal a su toque mágico. Cambia el “pecado” por ternura, convierte lo “inmoral” en un viaje imaginario y erótico. Película que puede ser juzgada injustamente, sin encontrar la riqueza de Maggie, de la mujer, de la abuela amorosa que se atreve a ir más allá de ella misma.

Los que creen en el “pecado”, en la “moral”, en las costumbres y tradiciones cristianas, por favor, no la vean. Los demás, saboreen la magia y la ternura de Maggie.

1 comentario:

Gringa Vieja dijo...

Pues mi idea de lo que sea "moral" y lo que no es bastante amplia ;-)así que buscaré el DVD de Irina Palm. Me gustan mucho las historias que traten temas difíciles sin ofrecer soluciones simplistas. Gracias por la recomendación, Matus.