Los seres humanos vivimos en “mundos diferentes” debido a la dualidad que nos caracteriza. Dice la leyenda que Adán vivía “alegremente” en el paraíso en su condición de hermafrodita. Había sido creado a imagen y semejanza de dios por lo cual él también poseía la unidad. Vivía en la vacuidad del Shuniata, carente de realidad, objetividad e identidad intrínseca que lo hacía totalmente relativo. Aunque Buda aún no había nacido, el término “Shuniata” lo utilizaremos para referirnos al vacío de individualidad en el que Adán se encontraba.
Dios no estaba a gusto con su creación, veía un sesgo de tristeza y soledad en Adán por lo que decidió inventar la prohibición del comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, llamado el árbol de la dualidad. “Y mandó Yahve Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol de la dualidad no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás”. Adán no podía creer lo que estaba escuchando, ya que sí le estaba permitido comer del árbol de la vida que lo hacía inmortal. Pero como ya estaba escrito, tenía que suceder y un día Adán comió del árbol prohibido.
José Saramago, con otra versión de lo que algunos autores llamaron pecado original, dijo que la inteligencia más rudimentaria no tendría ninguna dificultad en comprender que estar informado siempre es preferible a desconocer, sobre todo en materias tan delicadas como son estas del bien y del mal, en las que uno se arriesga, sin darse cuenta, a la condenación eterna en un infierno que entonces todavía estaba por inventar (Caín – Alfaguara).
Nadie se lo dijo a dios, pero supo de inmediato que Adán había comido del fruto prohibido. Según Saramago que lo vio todo, dijo que dios hizo una visita sigilosa, medio clandestina, al jardín del edén una noche cálida de verano. Al encontrarse a Adán, le dijo enérgicamente: Faltaste a mi mandato, desde hoy serás desterrado del Jardín del Edén, te convertirás en un ser dual, vivirás con una mujer que parirá a tus hijos con dolor y al final de una vida de sufrimiento, morirán todos. Adán no captaba todavía lo que dios le decía, pero en su estomago había un hormigueo que lo intranquilizaba.
Déjenme decirles que Adán y Eva fueron los únicos seres humanos sin ombligo, se veían medio raros, aunque Saramago dice que dios antes de que salieran expulsados del paraíso extendió el brazo y oprimió levemente con la punta del dedo índice el vientre de Adán, luego hizo un rápido movimiento de rotación y el ombligo apareció. Después hizo lo mismo con Eva. La verdad yo no creo esta versión, aunque a Saramago no le guste la idea de hombres sin ombligo.
Junto a la puerta del huerto se encontraba Eva, una hermosa mujer desnuda, que tenía cara de no saber lo que estaba sucediendo. Aceptante, se dejó tomar de la mano de ese hombre Adán, que a partir de ese momento sería su compañero para toda la vida.
Fue el único período de bonanza que tuvo el ser humano, a partir de ahí, la aparición de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis que representaron a la Victoria, la Guerra, el Hambre y la Muerte. Pero no todo fue malo, porque al haber comido del árbol del conocimiento, Adán supo de los secretos de la vida y se los trasmitió a Eva. Claro que no fue fácil, al contrario, el aprendizaje se desprende de cuestiones que aparentemente son negativas.
Aunque la versión ortodoxa habla de un destierro por la desobediencia de Adán, dios se fue con ellos pero en calidad de polizón, escondido en una parte secreta, que tendrían que descubrir con ese conocimiento adquirido que se llama ALMA.
Hable en un principio de vivir mundos diferentes, unos se refugian en el lado oscuro de la vida y otros se atreven a vivir en el lado de la luz. Somos finalmente duales y mientras no regresemos al Jardín del Edén, nuestras historias seguirán siendo escritas con la pluma del dolor y de la ceguera.
Por hoy es cuanto.
Dios no estaba a gusto con su creación, veía un sesgo de tristeza y soledad en Adán por lo que decidió inventar la prohibición del comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, llamado el árbol de la dualidad. “Y mandó Yahve Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol de la dualidad no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás”. Adán no podía creer lo que estaba escuchando, ya que sí le estaba permitido comer del árbol de la vida que lo hacía inmortal. Pero como ya estaba escrito, tenía que suceder y un día Adán comió del árbol prohibido.
José Saramago, con otra versión de lo que algunos autores llamaron pecado original, dijo que la inteligencia más rudimentaria no tendría ninguna dificultad en comprender que estar informado siempre es preferible a desconocer, sobre todo en materias tan delicadas como son estas del bien y del mal, en las que uno se arriesga, sin darse cuenta, a la condenación eterna en un infierno que entonces todavía estaba por inventar (Caín – Alfaguara).
Nadie se lo dijo a dios, pero supo de inmediato que Adán había comido del fruto prohibido. Según Saramago que lo vio todo, dijo que dios hizo una visita sigilosa, medio clandestina, al jardín del edén una noche cálida de verano. Al encontrarse a Adán, le dijo enérgicamente: Faltaste a mi mandato, desde hoy serás desterrado del Jardín del Edén, te convertirás en un ser dual, vivirás con una mujer que parirá a tus hijos con dolor y al final de una vida de sufrimiento, morirán todos. Adán no captaba todavía lo que dios le decía, pero en su estomago había un hormigueo que lo intranquilizaba.
Déjenme decirles que Adán y Eva fueron los únicos seres humanos sin ombligo, se veían medio raros, aunque Saramago dice que dios antes de que salieran expulsados del paraíso extendió el brazo y oprimió levemente con la punta del dedo índice el vientre de Adán, luego hizo un rápido movimiento de rotación y el ombligo apareció. Después hizo lo mismo con Eva. La verdad yo no creo esta versión, aunque a Saramago no le guste la idea de hombres sin ombligo.
Junto a la puerta del huerto se encontraba Eva, una hermosa mujer desnuda, que tenía cara de no saber lo que estaba sucediendo. Aceptante, se dejó tomar de la mano de ese hombre Adán, que a partir de ese momento sería su compañero para toda la vida.
Fue el único período de bonanza que tuvo el ser humano, a partir de ahí, la aparición de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis que representaron a la Victoria, la Guerra, el Hambre y la Muerte. Pero no todo fue malo, porque al haber comido del árbol del conocimiento, Adán supo de los secretos de la vida y se los trasmitió a Eva. Claro que no fue fácil, al contrario, el aprendizaje se desprende de cuestiones que aparentemente son negativas.
Aunque la versión ortodoxa habla de un destierro por la desobediencia de Adán, dios se fue con ellos pero en calidad de polizón, escondido en una parte secreta, que tendrían que descubrir con ese conocimiento adquirido que se llama ALMA.
Hable en un principio de vivir mundos diferentes, unos se refugian en el lado oscuro de la vida y otros se atreven a vivir en el lado de la luz. Somos finalmente duales y mientras no regresemos al Jardín del Edén, nuestras historias seguirán siendo escritas con la pluma del dolor y de la ceguera.
Por hoy es cuanto.