martes, 15 de diciembre de 2009

Ternuras y Experiencias se juntaron hoy


Si bien es cierto que de momento unos somos observadores y otros observados, hoy, sin proponérmelo, observe a ambos grupos. Claro que es un decir, porque no fue una observación fría, analítica y calculada, sino un estar sensitivo en la convivencia que hoy tuvimos la suerte de participar.

Once de mis mejores alumnas del INAPAM y yo, convivimos cerca de tres horas con niños y jóvenes down. Se formaron cuatro grupos: El primer grupo estaría en la cocina haciendo la comida, el segundo harían pastelillos y galletas, uno más jugaría haciendo manualidades y el último utilizaría títeres y realizaría actividades motrices.

Cada quién escogimos el grupo de nuestra preferencia. En la cocina, se enfrentaron con la joven chef down que daba las primeras inquisitivas indicaciones:

-¡Muéstrenme sus manos, guarden sus joyas: aretes, collares, relojes!, ¡pónganse el cubrebocas y esta malla para el cabello y a empezar se ha dicho!

-Si mi general, se oía en la mente silenciosa de cada una de las participantes.

Y empezaron a picar cebolla, jitomate, aceitunas y demás ingredientes a la vez que empezaron a conocer a sus nuevas jóvenes down de aventura. Se les veía que las chicas estaban realmente comprometidas con su tarea, una de ellas no tenía los rasgos físicos característicos de los down, aunque si mostraba una menor edad por sus actitudes infantiles.

En la parte culinaria las cosas fueron avanzando y la comida iba tomando forma, olor y sabor, así como la convivencia iba tomando satisfacción, descubrimiento y alegría.

El segundo grupo eran las reposteras, haciendo deliciosos fruitcakes, empaquetándolos en bolsas de celofán, amarradas con moñitos de colores. Había una chica down muy simpática, de unos 19 años, que nos contaba que tenía novio, que le gustaba mucho cantar y bailar, que por cierto nos hizo unos pasitos de Michael Jackson.

El tercer grupo trabajó con unos arbolitos de navidad a los cuales se les tenían que pegar figuritas y unas esferas para decorar. Los pequeños se veían felices, aunque uno de ellos se mostraba inquieto y no seguía las indicaciones de las pacientes educadoras visitantes, comiéndose a veces el resistol blanco. Otra de las pequeñas artistas down era una niña como de 7 años, un tanto delgada, que representaba toda la ternura posible que pueda existir en un ser humano. Abrazaba a una de las señoras y jugueteaba con los vistosos collares que ella llevaba. Al final consiguió que se los prestaran y al lucirlos, sus ojitos dibujaban su pequeña feminidad orgullosa. Esa niña lo decía todo con sus abrazos, con sus contactos, con esa mirada que no habla, sólo dice sus amores.

Con el último grupo empezamos con los títeres, los saludamos con canciones e invitamos a que ellos se los pusieran. Tal vez fue el grupo más difícil, casi no hablaban, algunos muy quedo, otros manifestaban poco control anímico y corporal. Procedimos a pasar al salón de juegos a movernos libremente. Algunas señoras se cansaron pronto pero al final las actividades mejoraron mucho.

Ya a punto del primer turno de comida de los más pequeños, la directora junto a todos en el comedor para realizar el cierre y despedida.

¿Qué aprendieron el día de hoy, señoras?

Hubo comentarios de algunas de ellas, pero más hablaba su mirada agradecida y satisfecha. Su actitud silenciosa que expresaba su sorpresa por haber podido dar. Al final, las caritas se iluminaron al recibir sus regalos que consistían en gorritos navideños y lindos muñecos de peluche. Ese momento fue el más emotivo, con sus intentos de risas, que no eran más que sonidos guturales frustrados, los pequeños down, nos regalaban un adiós agradecido.

Pero les decía al principio, que hay momentos en que nos toca observar y otros en ser observados, y sin bien es cierto que observamos a los pequeños down en su mundo, también me tocó observar a las bellas y tiernas señoras que se atrevieron a dar lo mejor de ellas: su compromiso con la humanidad, su ternura llena de experiencia, su belleza llena de feminidad.


Hoy se pudieron juntar dos ingredientes que son capaces de mover montañas y cambiar el desorden existente: La inocencia de los pequeños down y el compromiso de las mujeres que más que experiencia, nos regalaron su amor.

Gracias señoras por haber estado en esta, su patoaverturas del taller de Desarrollo Humano, hasta la próxima.

Mtro. Luis Miguel G.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Un impresionismo frustrado


Por supuesto que no podría generalizar, pero me he topado en el mundo empresarial joven de hoy (de 30 a 40 años), con personas de características especiales, que los hacen “triunfadores”. Buscando en el diccionario por lo menos he encontrado tres de estas características:

Codicia: “Deseo exagerado de poseer o de tener mucho”
Avaricia: “Cualidad negativa en grado extremo”
Ambición: “Deseo apasionado por el poder y el dinero”

¡Cuidado! Te las podrías encontrar en cualquier momento y en cualquier parte. Parecen personas bien intencionadas, yo diría hasta amables y con un trato social extraordinario. Son profesionistas, algunos “hijos de papi”, con buen gusto en el vestir, que principalmente buscan el reconocimiento público y social.

Creo que una forma de hacer estos especímenes ha sido a través de la educación “competitiva”, principalmente de instituciones privadas, algunas de ellas con tintes religiosos, que instruyen a sus educandos en la “eficiencia”, “liderazgo”, y sobre todo en el mundo de la inclusión.

Trataré de explicar que este tipo de características están creando el cáncer social contemporáneo. Es un tema interesante el de la inclusión y la exclusión. Dos bandos totalmente separados, unos pocos “arriba”, todos los demás “abajo”. Los de arriba pueden ser grandes empresarios (I.P.) y políticos, incluidos diputados y senadores de TODOS los partidos, también los de la izquierda.

Los de arriba jamás dejan entrar a los de abajo a su mundo, aunque a veces fingen tolerancia hacia algunos candidatos que tengan intención de hacerlo. Los de arriba “tienen”, los de abajo no, y eso los hace aparecer en la revista “Hola”, como los envidiables de los de abajo. Claro que los de arriba, los incluidos, tienen categorías: Los de hasta arriba, incluido dios y Slim, los que ya mero llegan, los que están en medio y los de debajo de arriba.

Pero regresando a los jóvenes codiciosos intentaremos analizarlos desde un perfil psicológico. Algunos de ellos tienen rasgos paranoides, su “lógica” no corresponde a la realidad, y se creen el mundo de pretextos para no hacer las cosas, que deben hacer. Otros tienen ciertos rasgos psicópatas por su incapacidad de lealtad a otros individuos, grupos o valores sociales, y son enormemente egoístas. Son personas que parecen alertas, bien informados y capaces de hablar bien. Parecen inteligentes, pero nunca se hacen responsables de sus actos. Se creen su verdad, no aceptan la culpabilidad de su conducta y siempre dan excusas plausibles por todo lo que ha sucedido.

¿Cómo la ven?, ¿Se han encontrado alguna vez con este tipo de gentuza? Ustedes, como nosotros, que tuvieron una “educación marista”, clase medieros, nos cuesta mucho trabajo ver a esta nueva generación de jóvenes empresarios como hacen sus transas, como se llevan al baile a la gente honrada y honesta, como la impunidad es el pan de cada día.

Diríamos que no se vale, aunque sabemos que la vida no es justa, nos da mucho coraje encontrarnos con este tipo de personas por nuestro camino, que nos quitan lo que es nuestro y sin ningún remordimiento se ríen del mundo excluido para terminar en algún país del primer mundo.

Y ahora, ¿Quién nos salvará, El Chapulín Colorado, Cristo Rey, Obama, el PRI renovado, Televisa?, la verdad, no lo sé.

Es cuanto.