No le vayas a contar a nadie, pero hoy, deje de necesitarte. Ya no espero que me contestes para saber que ahí estás. Ya ni siquiera reviso mi buzón que me dejaba saber de ti. Ya no me importas, por mí, te puedes morir, porque a fin de cuentas, yo te di la vida.
¿Me preguntas qué, cómo pasó?
No lo sé de cierto, simplemente aprendí a ya no quererte. Nunca me ha gustado depender de nadie, y menos de ti. Hoy amanecí más ligero, más libre, más yo. Hago lo que me place y no espero que tú lo critiques, ya ni tus elogios me importan.
Es como un diario, cómplice de aventuras y secretos. Un diario personal que no comparto con nadie, ni con los que a veces quisiera compartir. Una reflexión en voz alta que alimenta mi consciencia. Un túnel secreto que me invita a recorrerlo de vez en vez, cuando necesite escucharme, cuando necesite leerme.
Ya no te quiero compartir más mis besos, ni mis abrazos, ni mis lágrimas que alguna vez yo te di. Seré a partir de hoy, ya no tuyo. No sé si llegó a ser una posesión, ó tal vez sólo lo imagine. No importa, ya no estás en mi espera.
Al escribir, dejaré sentir mis caricias volátiles libres. No sabré, ni con el contador, si llegaron a algún lugar. Podré creer que llegaron a algunas estrellas lejanas, algún asteroide perdido, algún extraño invidente, no lo sé, porque he dejado de querer saberlo. Simplemente seguirán saliendo sin destino, sin rumbo, sin nombre y tal vez los fantasmas se encarguen de llevarlos al mundo de la nada, y con ello estaré meramente complacido.
Ya te lo he dicho, pero no se lo vayas a contar a nadie: hoy deje de pensar en ti. Me veo menos exigente, pero no por eso menos claro y menos comprometido. Seguiré diciendo lo que hasta hoy he dicho. Hablaré sobre la necesidad de reflexión que hoy veo como urgente. Es un grito a la consciencia, una llamada de atención a tu apatía, un señalamiento gratuito a tu dormido interés.
No importa que no te llegue, no importa que no lo veas, el haber nacido mantiene una energía vital en el ambiente que no puede, ni extinguirse ni cambiarse. Si yo la cree reflexiva no puede terminar en una idiotez.
Por eso quiero seguir lanzando invitaciones de reflexión a la consciencia,
sin esperar que alguien me conteste. Por hoy, es todo lo que quiero decirte, y nuevamente te digo: no se lo vayas a decir a nadie.
Es cuanto.
¿Me preguntas qué, cómo pasó?
No lo sé de cierto, simplemente aprendí a ya no quererte. Nunca me ha gustado depender de nadie, y menos de ti. Hoy amanecí más ligero, más libre, más yo. Hago lo que me place y no espero que tú lo critiques, ya ni tus elogios me importan.
Es como un diario, cómplice de aventuras y secretos. Un diario personal que no comparto con nadie, ni con los que a veces quisiera compartir. Una reflexión en voz alta que alimenta mi consciencia. Un túnel secreto que me invita a recorrerlo de vez en vez, cuando necesite escucharme, cuando necesite leerme.
Ya no te quiero compartir más mis besos, ni mis abrazos, ni mis lágrimas que alguna vez yo te di. Seré a partir de hoy, ya no tuyo. No sé si llegó a ser una posesión, ó tal vez sólo lo imagine. No importa, ya no estás en mi espera.
Al escribir, dejaré sentir mis caricias volátiles libres. No sabré, ni con el contador, si llegaron a algún lugar. Podré creer que llegaron a algunas estrellas lejanas, algún asteroide perdido, algún extraño invidente, no lo sé, porque he dejado de querer saberlo. Simplemente seguirán saliendo sin destino, sin rumbo, sin nombre y tal vez los fantasmas se encarguen de llevarlos al mundo de la nada, y con ello estaré meramente complacido.
Ya te lo he dicho, pero no se lo vayas a contar a nadie: hoy deje de pensar en ti. Me veo menos exigente, pero no por eso menos claro y menos comprometido. Seguiré diciendo lo que hasta hoy he dicho. Hablaré sobre la necesidad de reflexión que hoy veo como urgente. Es un grito a la consciencia, una llamada de atención a tu apatía, un señalamiento gratuito a tu dormido interés.
No importa que no te llegue, no importa que no lo veas, el haber nacido mantiene una energía vital en el ambiente que no puede, ni extinguirse ni cambiarse. Si yo la cree reflexiva no puede terminar en una idiotez.
Por eso quiero seguir lanzando invitaciones de reflexión a la consciencia,
sin esperar que alguien me conteste. Por hoy, es todo lo que quiero decirte, y nuevamente te digo: no se lo vayas a decir a nadie.
Es cuanto.
2 comentarios:
.....eeehhh???....de que me perdi?...??
Hola, que gusto verte por acá. Es una reflexión nocturna que me salió por hay. No me fume nada, ni me meti nada, son simplemente musas nocturnas que de repente salen. Saludos
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