martes, 5 de mayo de 2009

“EL COLOR DE LA NANA-JAI Y LA EDUCACIÓN DEL PUEBLO HNÄHÑÚ”


Hoy y después de un lapso de casi dos meses de no estar presente por esta ventana bloguera, vuelvo a las andadas de la reflexión. Les hablaré, mis fantasmales lectores imaginarios, de: “EL COLOR DE LA NANA-JAI Y LA EDUCACIÓN DEL PUEBLO HNÄHÑÚ”. Se preguntarán, y con toda la razón, que es eso que suena tan, tan… originario. Es el título de la tesis doctoral de un querido tío (José Edmundo Miguel Agustín García y Olvera) de por allá de la tierra purépecha de Querétaro.


En ella nos narra la experiencia vivencial con los Pueblo-Nación de Abya Yala (America) y en especial con el Pueblo Otomí del Valle del Mezquital (Pueblo- Nación Hñähñú). El descubrir como su educación está en armonía con la naturaleza, dándose con profunda espiritualidad alrededor del “Fogón” del hogar.


También nos cuenta del cariño a la Nänä –Jaí (Madre Tierra), y de los cosmo-cimientos atávicos de los originarios. Nos cuenta como en la educación de los pueblos ancestrales todo gira alrededor de la vida, de la vida en armonía. Del amor y respeto que ellos han tenido siempre con la naturaleza, la Nänä-Jaí. Madre Tierra. El valor del aprender haciendo, de la experiencia y vivencia. De la sabiduría de los ancianos. De los secretos de los curanderos en torno a las propiedades de la flora y los beneficios de la fauna. Del cómo despertar y vivir la solidaridad y contra-restar el individualismo que se nutre de la competencia.


Nos expone cómo el Sistema Educativo Nacional maneja un proyecto que excluye, que discrimina, que margina, soslayando la sabiduría y riqueza de los pueblos originarios. Sistema “diseñado no para formar ciudadanos, sino para entrenar siervos” (Juan Malda).


Y nos sigue contando muchas historias y anécdotas que sería interminable de narrar, sólo quiero no dejar en el tintero dos cuestiones importantes: Una es tomar algunos fragmentos de los comentarios sobre la tesis que la Dra. Jacqueline Zapata M., Sinodal Presidenta expuso.


Habla la Dra. Zapata sobre la tesis: “Es una tesis que desde el principio entreví como un rayo de luz, de luz férrea, tan radiante como el sol. Una tesis que pinta, que revela el color de la tierra, que en su tejido muestra sutilmente lo que es, una oda a la tierra, a la tierra otomí, a la tierra de Abya Yala. Un texto que le honra, que rinde culto a esta tierra. Y así un canto a la morada que es don, a la casa que nos ha sido dada – lo cual por principio cabe agradecer, opción tan propia del pueblo Hnähñú”.


Y continúa la Dra. “Estimado Mtro, al oír el sonido de las letras, el decir procedente de las palabras de su tesis, me ha parecido que quería dejar escuchar lo inaudible – en el México, hacer ver lo no visible en lo visible. De ahí su crucial lucha con los epistemicidios y con el poder que tienden a enarbolar. De ahí su lucha convincente con la penuria instruccional, en la cual se pretende por sistema, por oficialidad aún sujetar a un pueblo que no lo requiere, porque no es necesario, sino, lo otro, esto es, es sencillamente libertario”.


También, nos habla de la educación del pueblo otomí: “Una educación que cual creación poética, deviene poema, poema de amor, luz de sol. Luz de amor, del amor que es verdad, bondad, belleza sin par. Una educación que cual trazo de sabiduría – que no de epistemología, como gusta Ud. exaltar, Mtro. Miguel – no se da por lo ya sabido o aprendido, porque nunca es punto de llegada, siempre punto de partida.


Y finalmente habla sobre el Mtro. Miguel: “Su lucha – a través de la palabra – sí que ha sido tenaz y esto en un sentido – justo es decirlo esperanzador. Es la lucha de un creador, de un poietai, cuya tarea es tan inocente como riesgosa. Riesgo que no obsta para comprometer toda su vida. Mtro. Miguel, me parece que eso es lo que es Ud., un ser humano comprometido con su tierra, responsable por el ser del otro, del hermano, del congénere…”


La otra cuestión importante que quiero comentarles, además de quedarme gratamente impresionado por la poética respuesta de la Dra. Jacqueline, es decirles mis impresiones, no como juicios u opinión racional, sino dejar hablar a mi alma:


… en el transcurso de la presentación doctoral poco a poco fui dejando de pensar, inclusive deje escapar dos que tres lágrimas que acompañaron la emoción de mi tío. Oí con mi corazón atento el canto del pueblo otomí, saber su amorosa educación alrededor del Fogón que reafirma su cosmo – ser. Hogar otomí donde el fuego simboliza la luz que ilumina el camino de la vida y el calor que mantiene vivas las tradiciones orales. Se oyó para el Mtro. Miguel el mote de: Tlamatini.


Por último, termino compartiendo de los pueblos originarios su grito reivindicador: ¡NO MAS UN MEXICO SIN NOSOTROS!

Es cuanto

2 comentarios:

Gringa Vieja dijo...

Matus, tus palabras me hacen pensar de lo que dicen los Benedictinos: Escucha con el oído de tu corazón.

Parece que tu tío es maestro de eso, de poder escuchar (y observar y participar) de una manera abierta, sin expectativas, y así captar y comunicar el valor de esta manera de vivir y educar. Qué padre que hayas tenido la oportunidad de escuchar su presentación.

Oye, gracias por poner mi foto en tu blog ~ me siento muy honrada jaja. Sigo soñando, de vez en cuando, con las mariposas ~ y especialmente con el sonido místico de sus alas . . .

Miguel Matus dijo...

Hola Gringa Vieja: Gracias por tus comentarios, sé que a ti también te hubiera encantado estar en esa presentación. Ya vez que tengo dos fotos tuyas, esta de las mariposas y cuando diste clases sobre la mujer vieja en el INAPAM.