domingo, 17 de mayo de 2009

Antes el Chupacabras, ahora la Influenza


¿De qué les puedo hablar hoy, mis fantasmales lectores imaginarios?
¿Del Chupacabras y la Influenza? ¿Del virus porcino o de lo rico que saben las carnitas? ¿Del G-7 y el complo que dice el Peje? ¿Del miedo a las plagas y los 7 pecados capitales? ¿Del tapabocas que no sirve y del taparrabo que sí tapa? ¿De que debemos orar, o la ira de dios se desatará sobre nosotros? Son tantos temas y a la vez tan pocos que vale la pena un poco de silencio.

Ya la población se ha hecho experta en virus desconocidos. Hablan como todo un Secretario de Salud, ó como todo un experto epidemiólogo, sabedores de la verdad y de la neta divina. Ven tanta televisión y noticieros que repiten incesantes las últimas noticias. Por muchas semanas no había otro tópico que la Influenza Porcina, ahora humana AH1N1. Las próximas elecciones para diputados no eran de interés, bueno, aunque la verdad nunca lo han sido, pero ni las narcoejecusiones ocupaban las primeras noticias.

Aunque el bum de la influenza esta cediendo, y los tapabocas ya no son tan vistos por las calles, sigue el virus del miedo rondando por las mentes ignorantes del mundo, bueno, la verdad no se si del mundo, pero de México sí.

Cada vez es más notoria la incapacidad de las autoridades de no poder ocultar sus deficiencias.
¡Ahora sí, las escuelas limpias!, y ¿antes no?
¡La población debe lavarse las manos constantemente!, y en algunos sectores de la población, ¿adónde consiguen el agua?
Tantas contradicciones que ya la gente empieza a dudar, no que dude de la existencia de la influenza, sino de sus autoridades.

Creo que esas dudas son buenas, porque hacen despertar conciencias. Dejemos que el silencio de la reflexión aparezca y resuelva las incógnitas virulentas del torbellino mundial.

¡Unidos podemos caminar mejor!

Es cuanto.

sábado, 9 de mayo de 2009

No se lo vayas a contar a nadie


No le vayas a contar a nadie, pero hoy, deje de necesitarte. Ya no espero que me contestes para saber que ahí estás. Ya ni siquiera reviso mi buzón que me dejaba saber de ti. Ya no me importas, por mí, te puedes morir, porque a fin de cuentas, yo te di la vida.

¿Me preguntas qué, cómo pasó?
No lo sé de cierto, simplemente aprendí a ya no quererte. Nunca me ha gustado depender de nadie, y menos de ti. Hoy amanecí más ligero, más libre, más yo. Hago lo que me place y no espero que tú lo critiques, ya ni tus elogios me importan.

Es como un diario, cómplice de aventuras y secretos. Un diario personal que no comparto con nadie, ni con los que a veces quisiera compartir. Una reflexión en voz alta que alimenta mi consciencia. Un túnel secreto que me invita a recorrerlo de vez en vez, cuando necesite escucharme, cuando necesite leerme.

Ya no te quiero compartir más mis besos, ni mis abrazos, ni mis lágrimas que alguna vez yo te di. Seré a partir de hoy, ya no tuyo. No sé si llegó a ser una posesión, ó tal vez sólo lo imagine. No importa, ya no estás en mi espera.

Al escribir, dejaré sentir mis caricias volátiles libres. No sabré, ni con el contador, si llegaron a algún lugar. Podré creer que llegaron a algunas estrellas lejanas, algún asteroide perdido, algún extraño invidente, no lo sé, porque he dejado de querer saberlo. Simplemente seguirán saliendo sin destino, sin rumbo, sin nombre y tal vez los fantasmas se encarguen de llevarlos al mundo de la nada, y con ello estaré meramente complacido.

Ya te lo he dicho, pero no se lo vayas a contar a nadie: hoy deje de pensar en ti. Me veo menos exigente, pero no por eso menos claro y menos comprometido. Seguiré diciendo lo que hasta hoy he dicho. Hablaré sobre la necesidad de reflexión que hoy veo como urgente. Es un grito a la consciencia, una llamada de atención a tu apatía, un señalamiento gratuito a tu dormido interés.

No importa que no te llegue, no importa que no lo veas, el haber nacido mantiene una energía vital en el ambiente que no puede, ni extinguirse ni cambiarse. Si yo la cree reflexiva no puede terminar en una idiotez.

Por eso quiero seguir lanzando invitaciones de reflexión a la consciencia,
sin esperar que alguien me conteste. Por hoy, es todo lo que quiero decirte, y nuevamente te digo: no se lo vayas a decir a nadie.

Es cuanto.

martes, 5 de mayo de 2009

“EL COLOR DE LA NANA-JAI Y LA EDUCACIÓN DEL PUEBLO HNÄHÑÚ”


Hoy y después de un lapso de casi dos meses de no estar presente por esta ventana bloguera, vuelvo a las andadas de la reflexión. Les hablaré, mis fantasmales lectores imaginarios, de: “EL COLOR DE LA NANA-JAI Y LA EDUCACIÓN DEL PUEBLO HNÄHÑÚ”. Se preguntarán, y con toda la razón, que es eso que suena tan, tan… originario. Es el título de la tesis doctoral de un querido tío (José Edmundo Miguel Agustín García y Olvera) de por allá de la tierra purépecha de Querétaro.


En ella nos narra la experiencia vivencial con los Pueblo-Nación de Abya Yala (America) y en especial con el Pueblo Otomí del Valle del Mezquital (Pueblo- Nación Hñähñú). El descubrir como su educación está en armonía con la naturaleza, dándose con profunda espiritualidad alrededor del “Fogón” del hogar.


También nos cuenta del cariño a la Nänä –Jaí (Madre Tierra), y de los cosmo-cimientos atávicos de los originarios. Nos cuenta como en la educación de los pueblos ancestrales todo gira alrededor de la vida, de la vida en armonía. Del amor y respeto que ellos han tenido siempre con la naturaleza, la Nänä-Jaí. Madre Tierra. El valor del aprender haciendo, de la experiencia y vivencia. De la sabiduría de los ancianos. De los secretos de los curanderos en torno a las propiedades de la flora y los beneficios de la fauna. Del cómo despertar y vivir la solidaridad y contra-restar el individualismo que se nutre de la competencia.


Nos expone cómo el Sistema Educativo Nacional maneja un proyecto que excluye, que discrimina, que margina, soslayando la sabiduría y riqueza de los pueblos originarios. Sistema “diseñado no para formar ciudadanos, sino para entrenar siervos” (Juan Malda).


Y nos sigue contando muchas historias y anécdotas que sería interminable de narrar, sólo quiero no dejar en el tintero dos cuestiones importantes: Una es tomar algunos fragmentos de los comentarios sobre la tesis que la Dra. Jacqueline Zapata M., Sinodal Presidenta expuso.


Habla la Dra. Zapata sobre la tesis: “Es una tesis que desde el principio entreví como un rayo de luz, de luz férrea, tan radiante como el sol. Una tesis que pinta, que revela el color de la tierra, que en su tejido muestra sutilmente lo que es, una oda a la tierra, a la tierra otomí, a la tierra de Abya Yala. Un texto que le honra, que rinde culto a esta tierra. Y así un canto a la morada que es don, a la casa que nos ha sido dada – lo cual por principio cabe agradecer, opción tan propia del pueblo Hnähñú”.


Y continúa la Dra. “Estimado Mtro, al oír el sonido de las letras, el decir procedente de las palabras de su tesis, me ha parecido que quería dejar escuchar lo inaudible – en el México, hacer ver lo no visible en lo visible. De ahí su crucial lucha con los epistemicidios y con el poder que tienden a enarbolar. De ahí su lucha convincente con la penuria instruccional, en la cual se pretende por sistema, por oficialidad aún sujetar a un pueblo que no lo requiere, porque no es necesario, sino, lo otro, esto es, es sencillamente libertario”.


También, nos habla de la educación del pueblo otomí: “Una educación que cual creación poética, deviene poema, poema de amor, luz de sol. Luz de amor, del amor que es verdad, bondad, belleza sin par. Una educación que cual trazo de sabiduría – que no de epistemología, como gusta Ud. exaltar, Mtro. Miguel – no se da por lo ya sabido o aprendido, porque nunca es punto de llegada, siempre punto de partida.


Y finalmente habla sobre el Mtro. Miguel: “Su lucha – a través de la palabra – sí que ha sido tenaz y esto en un sentido – justo es decirlo esperanzador. Es la lucha de un creador, de un poietai, cuya tarea es tan inocente como riesgosa. Riesgo que no obsta para comprometer toda su vida. Mtro. Miguel, me parece que eso es lo que es Ud., un ser humano comprometido con su tierra, responsable por el ser del otro, del hermano, del congénere…”


La otra cuestión importante que quiero comentarles, además de quedarme gratamente impresionado por la poética respuesta de la Dra. Jacqueline, es decirles mis impresiones, no como juicios u opinión racional, sino dejar hablar a mi alma:


… en el transcurso de la presentación doctoral poco a poco fui dejando de pensar, inclusive deje escapar dos que tres lágrimas que acompañaron la emoción de mi tío. Oí con mi corazón atento el canto del pueblo otomí, saber su amorosa educación alrededor del Fogón que reafirma su cosmo – ser. Hogar otomí donde el fuego simboliza la luz que ilumina el camino de la vida y el calor que mantiene vivas las tradiciones orales. Se oyó para el Mtro. Miguel el mote de: Tlamatini.


Por último, termino compartiendo de los pueblos originarios su grito reivindicador: ¡NO MAS UN MEXICO SIN NOSOTROS!

Es cuanto