lunes, 22 de diciembre de 2008

El inventario del 2008


No les ha pasado, lectores imaginarios, que antes los años se iban más lentos y les cabían muchos eventos trascendentes. Ahora los años se van “hechos la mocha” y los acontecimientos se reducen.

Revisando lo “importante” en mi 2008, veo poco. Pero me cuestiono ya no fijarme en la cantidad, sino en la calidad e intensidad de lo que me pasa.

Voy a dividir esos eventos en temas:

a). Aspectos Familiares.

Creo que uno de los acontecimientos de vital importancia en nuestra vida es cuando nos casamos. El rito de la boda significa… un “parte aguas”, el inicio de una nueva vida, la “madurez” llevada a la práctica, el darse cuenta del otro, el formar un “nosotros”, en algunos casos la llegada de los hijos, nuevos problemas familiares, un adiós a la casa paterna, y muchas cosas más. Claro, estaba hablando de la boda de uno, pero, la boda de los hijos es otra cosa.

La perspectiva es diferente. Esta la vivimos como papás y como suegros. Y en Febrero, el menor de mis hijos se casó. Rompí un cordón umbilical más, o ¿él lo rompió conmigo? Se cumplía una natural fase de la vida: “cuando los hijos se van”, pero no como forma melodramática de telenovela barata, sino como una simple realidad. Ahora sí me “quedaba solo” (bueno eso había sucedido muchos años antes), sólo es para que suene literario. Creo, sin temor a equivocarme, fue el acontecimiento del año más importante para mí.

Otro evento que me lleno de alegría fue el regreso de mi hijo mayor y su familia a México. Bueno, hablar de regreso es decir, por el momento, porque con la situación que se vive en el país, los hijos están emigrando a otros lados. Pero por lo pronto, gozar de la familia, gozar de los nietos, aprovechar su infancia que ya pronto se les acaba y entrarán a la adolescencia en donde lo “único” importante para ellos, son los amigos y los novios (as).

Los jueves para mí, en este año, fueron especiales. Se instituyeron “los juevebes” de la tía Concha. No sólo es una excelente degustación de la cocina de doña Estela, sino un momento de reencuentros familiares, un aprovechamiento de las querencias longevas, un momento bello y tierno con la tía. Ahora, se sumo a la mesa mi hermano mayor y a veces, que son pocas, nos acompañan otro de mis hermanos y mi hijo el recién casado.

Pero no todo es alegría, también los decesos son parte de la vida y este año no fue la excepción. En Abril, curiosamente, el menor de los hermanos de mi madre, falleció. Mis tías mayores ya le están rascando a los noventas y era de esperarse que cualquiera de ellas le hubiera tocado encabezar la lista, pero no. Le tocó al buen Jorge abrir la puerta de salida. No fue tan drástica su viaje, porque ya se había ido siete años antes con su enfermedad que lo desconecto del mundo. “Descanse en Paz”

Y siguiendo con las tristezas, y el acercamiento de los despidos definitivos, la querida tía Ana Julia está, creemos, en fase terminal. Ojala que a ella si le tocará ese “Descanse en Paz”, porque ya su vida no es vida. Gracias Ana Julia por todo lo que nos diste, te mando un adiós sentido.

b). Aspectos Económicos.

¿Cuáles?, no los vi. Pero ya merito se resuelve (después de cuatro años), un asuntillo que tenemos pendiente.

c). Aspectos Profesionales.

Cumplí tres años como maestro del INAPAM y no paro de agradecerle a la vida las constantes muestras de afecto de mis alumnas. Eran seis al principio, ahora han llegado a cuarenta y uno. En este año, el grupo junto una cantidad de dinero y con ello, se compraron frazadas para repartir a cuatro asilos, fue emotivo el encuentro con ancianos, unos “casi” muertos por sus más de cien años y otros orgullosos por sus medallas deportivas a lo largo de sus más de noventa años.

Otro asunto importante es mi entrada a una residencia de viejitos, como instructor del Taller de Desarrollo Humano. Con esta actividad desarrollo mi creatividad y “talentos” ya que no hay mucho material sobre este tema.

En otros asuntos, tuve la oportunidad de tomar unos cursos breves sobre Programación Neurolingüística (PNL), Regresiones y Eneagrama. Es importante actualizarse y me encanta seguir estudiando y leyendo nuevos temas. También dí un taller que lo intitule: “La Mujer en la Pareja”, que despertó mucho interés en las alumnas.

En fin, el año casi termina y comienza un 2009, que en Numerología suma 11, número Maestro. Esto quiere decir:… que no creas en la magia y ponte a trabajar. La situación no se ve muy fácil. Pero nuestras actitudes nos cambian la vida. Sé positivo (a), sé honesto (a), échale ganas y verás que sí se puede. Mis queridos lectores imaginarios, les deseo que el año que viene puedan lograr sus metas. Un abrazo cibernético afectuoso.
Miguel Matus

martes, 9 de diciembre de 2008

Concierto Decembrino


Hoy presencie un concierto decembrino sui géneris. En el estrado niñas y niños desde los cinco años tocando cellos y violines, Música de Navidad, de Haendel, de Hopkins y otros más. Su infantil interpretación la enmarcaba una solemnidad inusual en esa edad y las sonrisas estaban escondidas en las notas serias de los cellos.

Sólo una pequeña de cinco años, tocaba el cello con gracia y la música la acompañaba con tiernos movimientos infantiles, los demás seguían sin chistar las indicaciones musicales de su directora.

Fueron poco más de cuarenta minutos de agasajo musical, interrumpidos por aplausos, aplausos de manos ancianas, algunas de ellas deformes por el pasar de los años y de las angustias. Lo sui géneris del concierto fue esa combinación entre las interpretes de cinco años y los asistentes que promediaban los noventa.

La mayoría de los asistentes atentos al concierto, pero una ancianita en particular, gozaba enormemente del evento. Yo la miraba de reojo, y no paraba de sonreírles a los niños interpretes y aventarles besos con sus manos artríticas. Su mirada reflejaba su regocijo y alegría, su forma de vivir.

Esa es la combinación sui géneris, la natural expresión infantil que nos contagia a nuestro niño interno, y nuestro niño longevo que sigue sonriendo en nosotros. Pero, no todos lo conservan, algunos lo matan en el camino, son pocos los que a pesar de sus manos deformes y viejas, nos muestran sonrisas infantiles. Nos muestran su alegre corazón.

Esa ancianita es mi “alumna” consentida. No habla mucho, no llora su pasado, no presume discursos longevos, solo sonríe, solo te agradece tus cariños, solo te contagia de su alegría.

Al final, cuando me despedí de ella, le dije: Mi querida Elo, te voy a raptar, a lo que ella me contesto: Me encantaría… y tras el cristal de la puerta su rostro de perdió en la noche.

P.D. Voy a raptar su alegría, sus ojos longevos que cantan, sus manos frías ancianas que acarician tiernamente, sus besos que avienta con tanto amor y agradecimiento, voy a raptarla para hacerla mía y que cuando la ancianidad me encuentre en mi camino, poderle sonreír, como Elo lo hace.