sábado, 31 de diciembre de 2011

En esta noche, brindo por ti.




Al atragantarnos con doce uvas en doce segundos, pretendemos darle fin rápidamente a un año que ya se va y abrimos la esperanza de otro que comienza. Con un conteo regresivo terminamos un año más de nuestra vida llenándonos de uvas la boca, como pretendiendo comernos todo el año en un minuto. Como devorarlo para desaparecerlo, olvidándonos de las cosas negativas y transformarlo en la esperanza de un cambio.

Necesitamos tocar el primer segundo del nuevo año cuando llegamos en la cuenta regresiva a ¡Cero! Brindamos la llegada, principalmente de algo nuevo, de un año que puede venir a cambiar lo desagradable, de la esperanza de que las cosas se compongan y mejoren. Es la llegada del año bebé y la muerte del año viejo, juntándose en un mismo momento dos hechos que cierran un ciclo. Morir y nacer simultáneamente es vivir en plenitud.

El año se va, lo único que se queda es la experiencia vivida para dejar de ser pasado e integrarse a nuestro ser presente. Sin experiencias la vida se pasa en balde, convirtiéndose en desperdicio y basura, es como el personaje de la tía Chofi de Sabines; si existió, ni nos dimos cuenta, si no, vino a ser lo mismo. Por eso hay que dejar huella, no para que nos extrañen, sino para que nos recuerden por algo que trascendió.

Un año más que se va. Para algunos pudo haber sido bueno y para otros no, porque todo depende del cristal con que se mira. Si tengo una actitud positiva las cosas las veo responsablemente constructivas y si tengo una actitud negativa todo lo veo negro. No es importante lo externo que nos pasa: Que si Peña Nieto es un “burro” y posiblemente será nuestro próximo presidente, que si ya van cincuenta mil muertes en la guerra contra la delincuencia, que si el dólar afecta a la economía europea, que si en el 2012 se va a acabar el mundo, que si tal cosa…que si tal otra, etc. Lo importante es nuestro interior, lo que vamos descubriendo con nuestras experiencias.

Por eso y más, hoy te deseo una mejor actitud en tu vida, que descubras tu interior y dejes de preocuparte por lo de afuera. Te deseo que hoy en la noche puedas contar con 12 uvas, pero no las comas con prisa, no esperes hasta el último minuto del año para hacerlo. Cada una saboréala lentamente, acordándote de momentos especiales e importantes que viviste en el año viejo, y si una lágrima acompaña tu recuerdo, déjala estar, porque algo te tiene que decir. Y ya cuando termines con las 12 uvas, brinda con la copa en alto por lo que más tú quieras. Abraza fuertemente con quien en ese momento estés, simbolizando abrazar también a los ausentes. Abrázate a ti mismo, porque eres tú a quien más debes de querer. No brindes por lo general, no digas brindo por el amor, ponle nombre y apellido.

Esta noche, con mi copa en alto estaré pensando en ti, no importa que ya te hayas ido de mi vida, no importa que seas mi ex amiga (o), mi ex novia o mi ex esposa. Estaré pensando en los que me han acompañado a lo largo de mi vida, como también en los presentes y con todos, brindaré y agradeceré por los momentos felices que me han hecho pasar.
Feliz 2012

Con cariño Luis Miguel

¿Cuántas veces la historia se repite?




En el recuerdo mi padre era ausente de mi amor,


como ahora lo es mi hijo, con el mismo desamor.


Y la historia se repite, sólo cambia el orador,


el que llora es mi hijo, y el ausente un servidor.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Empezar del lado de la Sombra




Es curioso pero uno de los motivos del por qué estamos en este mundo es para corrompernos. Sí…, leíste bien, venimos a contaminar nuestra esencia que nos va a permitir vivir en el error, o por que no decirlo, en la estupidez, o decirlo mejor: en el arquetipo de la Sombra. Empezar en un mundo animal que sólo se preocupa por sobrevivir y reproducirse, en donde no somos conscientes de nosotros mismos. Iniciamos en el lado oscuro del yo, en la parte negativa y diabólica.

Llegamos a este mundo con nuestro vaso vacío, listo para ser llenado de lo que sea. Nuestro vaso sólo tiene la capacidad receptiva y no selectiva de lo que recibe. Si lo llenan con vino, podremos agradecerle a la vid el placer gustativo de su ingesta, si lo llenan de miel, provocaran una sonrisa en nuestros labios, si lo llenan de acíbar provocaran amargura en nuestro corazón. ¿Y quienes son los encargados de llenarnos ese vaso? Primero nuestros padres o las personas cercanas en los inicios de nuestra vida, después la escuela, la sociedad, los otros en general, nuestro mundo exterior. Claro que lo llenaran sólo de lo que tienen, tal vez no con una acción consciente del efecto que eso traerá, simplemente darán lo que tienen.

Si son ignorantes, dejarán pobreza, si son amorosos dejarán estabilidad, sin son inmaduros dejarán desconcierto, en fin seremos el resultado de lo que los demás nos hayan dejado en ese vaso. En principio no hay posibilidad de resistirnos al embate de la herencia mundana, más tarde es posible, sólo a través de la consciencia. Pero mientras, hemos sido víctimas inocentes de la estupidez. Y así caminaremos ignorantes de nuestra real identidad, cometiendo errores que nos ayudarán a aprender poco a poco, con dolor y sufrimiento.

Hemos extinguido las sociedades sabias de los aborígenes de antes, que enseñaban a sus niños el amor a la madre tierra, la confraternidad de los hermanos, y lo hemos convertido en escuelas modernas que enseñan la competitividad y el “progreso”. Nos titulamos con honores y dedicamos muchos años a ser expertos en la estupidez. Sabemos mucho de tecnología, hemos progresado y ahora vivimos más años, aunque no sabemos de qué nos sirve tener más longevos en una sociedad que los desprecia. ¿No habrá escuelas en donde busquemos calidad de vida, entendiendo calidad como evolución y no progreso? Vivimos ajustados a una sociedad cuyos poderes dominan la convivencia. El poder económico, explota, el poder político, engaña, el poder religioso, mitifica, en pocas palabras el poder crea y mantiene la ignorancia en las masas.

Pero esto no es injusto, tenemos lo que karmáticamente generamos, es parte necesaria de nuestra evolución, es nuestra sombra que nos permite crecer. Tal vez no estemos de acuerdo con la vida que nos tocó, pero es muy probable que no lo podamos cambiar, sólo nuestro interior es sujeto a cambios, porque eso depende sólo de nosotros y de nadie más. Cambiemos nuestra visión de cómo vemos las cosas, cambiemos nuestra actitud de negativa a positiva. Esto no quiere decir que seamos conformistas, sino más bien somos realistas de una realidad que muchas veces no alcanzamos a ver.

Pareciera que evolucionar es aislarse, irse quedando solo, nadar “contra corriente”, aprender a no ser entendido por los demás, es más, a ser repudiado y marcado como loco, si eso es el precio, SOY UN SOLITARIO LOCO MAS.

Es cuanto.

martes, 20 de diciembre de 2011

La navidad es de y para los niños*



Para empezar a escribir sobre el tema de la navidad, independientemente de su significado religioso, me gustaría abarcar el punto, de lo que para cada uno de nosotros ha significado y significa la parte mágica de la navidad. No sé y con temor a equivocarme, podría decir que no hay experiencia más bella en la infancia que la navidad. Yo sé que hay niños que no tienen recursos y que el 25 de Diciembre y el 6 de Enero son días comunes, uno más de tantos, en donde lo único que hay en sus vidas es carencias, pero sin tocar ese tema, insisto, no hay experiencia comparable con la de los niños que esperan ansiosos la llegada de Santa Clos (el niño dios) o los Reyes Magos.

Hagamos un ejercicio mental, vayamos a nuestra infancia, y bueno los niños que estén leyendo este post (que metiches) simplemente vívanlo, pero los adultos, jóvenes y adultos mayores regresemos a esos años en donde nuestra mente y corazón infantil esperaban ansiosos la llegada de los obsequios, de esos tan queridos personajes navideños. Yo recuerdo que lo primero que nos decían nuestros papás es que teníamos que hacer una cartita…

Querido Santa:
Como tú lo saves todo y lo vez todo, no te puedo mentir: ¡No me eportado muy vien! Mi hermana y yo nos peleamos mucho, a mi mamá no la ovedesco y se enoja conmigo, mi cuarto lo tengo muy tirado y me da mucha flojera ir a la escuela. Como ves no soy un niño de exelencia pero como sé que tú lo perdonas todo, pues te prometo que para el próximo año ya me boy a portar vien.

Quiero que me traigas… XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, más esto XXXXXXXXXXXXXXXXXX y éstos XXXXXXXX
y además XXXXXXXXXXX bla, bla, bla, bla, etc…

Te dejo unas galletas con un baso de leche porque me imagino que haz de venir ambriento. TQM

Después, algunos ataban la cartita en un globo de gas para que se elevara al cielo, algunos la ponían en el arbolito de navidad, otros simplemente la metíamos en el buzón de correos, otros se la daban a los papás para que fuera entregada a su final destinatario, en fin, muchos procedimientos para hacerles llegar nuestras peticiones.

Los días se nos hacía eternos, constantemente les preguntábamos a nuestros papás si ya era navidad, ¡TODAVÍA NOO!, contestaban, faltan 10, ó 5 o equis días… Por fin llegaba la ansiada fecha, (creo que era el día más largo de la historia). Recuerdo, con chance a equivocarme, que no tenía hambre en la cena, que lo único que esperaba era que todo se acabara, que todo mundo nos fuéramos a acostar para que Santa pudiera llegar. Es curioso, mis papás siempre nos decían que teníamos que irnos a dormir porque si no Santa no llegaría, no se por qué, pero nunca lo vi llegar, es más ni chimenea teníamos, no se como entraba a la casa. Yo me imagino que se materializaba junto con su costal de juguetes, lo único cierto es que el vaso con leche y las galletas desaparecían, señal de que Santa había estado ahí.

El sueño no llegaba y a veces bajábamos a ver si Santa había traído ya los juguetes, (con un fuerte regaño si nuestros papás nos cachaban), hasta que por fin cerrábamos los ojos… En la mañana muy temprano, íbamos por los hermanos para juntos bajar al arbolito. Y por fin: EL MOMENTO MAGICO ESTABA ANTE NUESTROS OJOS. Nuestros corazoncitos brincaban y con nuestras manos arrancábamos enérgicamente el papel navideño de las cajas. Se oían gritos de emoción, ¡MIRA, SI ME TRAJO LO QUE LE PEDÍ!, porque eso sí, que frustración cuando nos traía otra cosa. Si le habíamos pedido una bicicleta y nos traía ropa, ¡QUE HORROR! Una vez visto lo que nos había traído, veíamos lo de los demás. Claro, con tanto grito, despertábamos a los papás. ¡MAMA!, ¡PAPA!, ¡MIRA LO QUE NOS TRAJO SANTA CLOS! En realidad lo más importante es el ingrediente de la magia y no los obsequios. La forma en que CREIAMOS que las cosas se daban. Por ejemplo podíamos comparar los regalos que nos daban nuestros parientes a los que nos dejaba Santa, y no era lo mismo. Creíamos y podíamos jurar que Santa Clos era real, porque lo hacíamos real en nuestra mente. Convertíamos una creencia en realidad, cargada de energía y realismo mágico. Eso es lo que importa.

No hay placer más grande en la vida que ver las caritas emocionadas de los niños abriendo sus regalos. En otro extremo, hay adultos que no tienen hijos ó que simplemente han perdido su capacidad de admiración y de asombro, su capacidad de tocar a su niño interior. ¡Que hueva me dan! (perdón por la expresión, pero queda exacta para la emoción que siento). Bueno llegamos al punto que quería llegar: Los niños son incompatibles con esos adultos o viceversa. NO DEBERÍAN EXISTIR NAVIDADES ENTRE NIÑOS Y ADULTOS INSENSIBLES. Este tipo de especímenes sólo deberían juntarse entre ellos, para hacer lo que sólo saben hacer: beber, comer y chingar.

Por eso insisto: LAS NAVIDADES SON DE Y PARA LOS NIÑOS y los adultos que no han perdido sensibilidad y disfrutan y aprenden de los niños.

Sólo me resta compartirles una imagen del tema:
Los niños ya quieren abrir los regalos que se encuentran alrededor del árbol, unos hasta husmean las etiquetas, pero primero se tiene que cenar. Chin y más chin decían los niños. Cenando muy despacio y tantos ricos platillos tenían que acabar TODOS para poder proceder a abrir los regalos. ¿Ya podemos abrir los regalos?, Nooooo, hasta que acabe tu tío Pepe. El tío Pepe era muy solidario con los niños y cuando oyó eso, escondió rápidamente el plato debajo de la mesa y les hizo señas a los niños. ¿Ahora sí ya podemos abrirlos, ya acabaron todos? Nooooo, se oyó una voz, falta el postre, el cafecito y un borracho de la esquina preguntó: ¿Y no gustan un aperitivo?...

Sólo restó al tío Pepe gritar decididamente: ¡QUE ADULTOS TAN MAMONES!

Dios los bendiga, feliz navidad.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

La longevidad hecha cariño




Mí querida Concha:

Como tu bien dices, 90 años son muchos años, y parece que estás rompiendo el record Guiness en tu familia. No te creas, la longevidad de muchas tías a mi también me asusta un poco, porque parece ser que es hereditario y contagioso. Pero no importa tanto cuántos años tenemos, sino con que CALIDAD los vivimos. Por supuesto que tener 90 años implica padecer achaques; que las rodillas duelen, que ya no oímos bien, que caminamos “patarata”, como tu dices, que cuando nos caemos, lo hacemos como tabla, sin poder meter ni siquiera las manos, que ya se nos olvida todo y en fin una lista muy larga de desperfectos, PERO… no sólo hay que ver lo malo, más bien hay que ver la vida con una actitud positiva. En tu caso, gracias a Dios son muchas las cosas buenas que tienes, por lo que te invito a revisar los 10 valores, que creo son los más importantes en tu vida:

1. EL AMOR
Tienes mucha gente que te quiere - hoy es una muestra de ello -, que no te sienten una carga, como tú muchas veces lo has expresado. Efectivamente en las familias se dan vínculos afectivos entre sus miembros, pero tú te has ganado un lugar muy especial. No puedo hablar por los demás, eso que te lo digan ellos y ellas, pero yo he aprendido a quererte, a necesitarte, a gozar contigo, no sólo los “Juevebes” sino todos los días.

2. EL DINERO
Tienes ingresos que te permiten vivir dignamente y eso hay que agradecerlo. Conozco mucha gente que vive con pensiones de miseria e inclusive tienen la necesidad de seguir trabajando para completar lo de su gasto. También es una ventaja ya no trabajar y dedicar tu tiempo a lo que te plazca: leer el periódico para estar enterada de la vida nacional, leer buenos libros, que a ti que tanto te gusta, ver la televisión, ir a misa, salir a comer, rascarte la barriga, en fin, a veces hasta no hacer nada, también se vale.

3. LA SALUD
A pesar de todo, tienes salud. Tú has conocido amigas y parientes que desgraciadamente han tenido enfermedades graves y terminales y no la pasaron nada bien. La salud es un gran valor que hay que agradecer y gozar. Puedes comer de todo, aunque sea poquito como tú acostumbras, pero de todo. Ves bien. No perdonas tus margaritas, (dos con mucho hielo), y tus cubitas de vez en cuando. Te encantan los postres y las galletas. Todavía puedes moverte sola, y eso te da cierta independencia. Tienes tus visitas al médico, aunque siempre te receten lo mismo y te digan que tu mal es “la bola”.

4. EL HUMOR
Si algo me encanta de ti, es tu sentido del humor. Tienes frases que van a pasar a la historia, como éstas:

“No cabe duda, los viejos nos hacemos cada vez… más pendejos”,
“En verdad estoy muy preocupada, se me está acabando la ropa y…no me muero”,
“Que se cree Dios, ya me dejó de muestra”.
A veces, cuando nos despedimos me dices:
¡Hay nos vemos…las nalgas cuando nos bañemos!
No cabe duda, el humor te hace más sabia cada día y eso yo lo festejo mucho.

5. EL HOGAR
Tú casa en la Escandón. Un rincón que huele a historias. Las fotos colgadas del tendedero, y los cuadros de los parientes añejos en la pared, como si nos miraran silenciosos. Todavía quedan vestigios de la Maye, en sus calcetines de navidad, en sus casitas, en sus adornos del librero, en sus perros de Colima frente a la chimenea, en el olor de sus recetas que todavía hace doña Estela. Contar con una casa propia es un gran logro. Tener esas “cuatro paredes” que nos arropan con amor, que nos esperan incondicionalmente siempre, es una bendición.

6. HISTORIAS QUE CONTAR
Tienes muchos recuerdos que nos compartes en tus historias; La Colima de tu niñez, tus papás (nuestros abuelos), tu hermano Andrés y la fabrica de cintas, tus novios, tu primer trabajo en la línea aérea, tu venida a México, tus miedos y temores y muchas anécdotas más; que como dice mi hermano Andrés, es necesario conocer nuestras raíces para conformar nuestra identidad.




7. LOS JUEVEBES
¿Por qué lo llamo, los Juevebes? Hace muchos años viví en el Estado de Guerrero, en donde es costumbre, los jueves, comer pozole y beber Mezcal. Acá con Concha ni comemos pozole ni bebemos mezcal pero nos juntamos los jueves a comer y a beber. Se ha hecho una tradición familiar, una hermosa costumbre que desde hace mucho tiempo los jueves son de y para la tía Concha.

8. DOÑA ESTELA
Siempre andas diciendo que ojala no se muera primero una parienta tuya porque entonces Doña Estela dejaría de ir contigo. Esperemos que esto no suceda y de cualquier forma, te garantizo que nunca te quedarás sola. Ella ha sido para ti tu acompañante, tu apoyo, tu cocinera (que por cierto lo hace muy rico), tu bastón; y hablando de este tema, recuerdo una bella película llamada “El chofer de la señora Daisy con Morgan Freeman y Jessica Tandy, que te obsequio en este momento.

9. DIOS
Tienes a Dios en tu vida, que te acompaña y que te cuida. Yo sé que no eres fanática de la religión pero con los años uno va necesitando asirse a lo sobrenatural.

10. ME TIENES A MI
Con los años he aprendido a quererte, a gozarte y creo yo hasta necesitarte. Por alguna razón me he dedicado a estar con las personas de la 3ra. Edad y tu has significado un ejemplo para mis alumnas;…Que mi tía Concha tal cosa,…Que mi tía Concha dijo esto, es más, ya todas te conocen aunque sea de oídas. Te repito, siempre dices que te sientes una carga para los demás, pero esto no es cierto. DEJATE QUERER, APAPACHAR, eres parte importante de la familia, eres parte importante de mi vida. Hoy no podría estar en ninguna parte más que aquí, festejando contigo tus 90tas.

GRACIAS CONCHA POR SER QUIEN ERES

Tu sobrino que te quiere